Las formas y sus vacíos. Probablemente este sea el hilo conductor en los diseños de Dionisio Peláez: un arquitecto de interiores que se mueve en todas las escalas, pero que ha encontrado en el diseño de producto el territorio perfecto para su creatividad. Una creatividad que arranca desde niño con dibujos, y maquetas y muchas ideas para decorar las casas de los amigos, y que tomó forma profesional cuando decidió canalizar su visión de los espacios estudiando Arquitectura de Interiores en el IAE y más tarde desarrollando músculo en Vitra.
Consciente de que el mobiliario convive con quien lo usa, Dionisio quiere que sus piezas tengan una dimensión emocional: un plus que haga de sus productos algo más que estanterías, mesas o asientos. Por eso sabe construirlas con una fuerte presencia escultórica sin que por ello dejen de ser objetos cotidianos. Una doble sensibilidad que es marca de la casa: lo funcional rodeado de una belleza cuidada e inteligente. Para conseguirlo, y como afirma André Ricard, los trabajos de Dionisio se elaboran a partir de una caligrafía limpia y escueta cercana a la esencialidad minimalista.
Además de su gusto por la experimentación con los materiales, la curva y a la vez el ángulo recto terminan de conformar las coordenadas en el GPS creativo de Dionisio Peláez. No en vano, admira a los arquitectos Oscar Niemeyer y Frank Lloyd Wright, a los que parece tomar como referencia y llevar a la escala de sus diseños. Y algo de todo esto es lo que se puede ver en el espacio FRESH* de Room Service Design y O-Cults en Barcelona, donde se exhiben tres de sus piezas más representativas hasta el 14 de abril. Un pequeño acercamiento al universo de un creador catalán afincado en Madrid, que define lo que hace como una simbiosis equilibrada entre función y emoción.