De ida y vuelta. Diseño contemporáneo en México

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Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, incluso mientras dormimos, todo aquello de lo que hacemos uso es diseño. La cucharilla de ese café sin el que no seríamos personas un lunes por la mañana, el cepillo de dientes con el que sacamos nuestra mejor sonrisa, tus tejanos favoritos, el asiento ergonómico del coche… Todo ha sido diseñado por alguien. Ya sea producido en serie o como una pieza más exclusiva, detrás de esas formas y materiales existe una persona que lo pensó para que tú lo usaras.

“De ida y vuelta. Diseño contemporáneo en México” es el espacio que se les ha dado a jóvenes diseñadores mexicanos para que alcen su voz y muestren al mundo aquello de lo que son capaces. Un proyecto itinerante en el que se apuesta por recuperar el valor de lo artesano, y donde los materiales y técnicas ancestrales llenan de fuerza los trabajos exhibidos. Lejos, muy lejos queda la industrialización y las producciones en masa.

La exposición se plantea como un recorrido con tres paradas. “Una mirada local” se acerca a la tradición mexicana desde una perspectiva innovadora y confirma que el diseño como valor cultural no se puede desprender de su contexto, y mucho menos con una herencia tan rica como esta. “Retomando el oficio” defiende la importancia de la artesanía y de su sentido manual, mientras que en “Diseño social” se mira hacia el lado colaborativo, hacia propuestas hechas conjuntamente con comunidades rurales o urbanas: una reivindicación del acervo cultural como punto de partida para generar productos nuevos.

Si nos damos un paseo por “De ida y vuelta”, nos encontramos un banco inspirado en el ciempiés que casi engaña al ojo humano al parecer estar en movimiento. Continuamos con una mesa donde se libra una batalla entre la madera y el metal por ganar espacio. Al fondo, tapices con formas geométricas que se nutren de la sabiduría azteca. Todo un derroche de creatividad donde casi podemos tocar el alma de aquellos que elaboran con sus manos las cerámicas, maderas y fibras naturales de un país que aboga por el producto propio y por presumir de grandes talentos.

En una entrevista para la televisión mexicana, uno de los participantes, José de la O, contaba cómo el diseño es el reflejo de una cultura, en lo positivo y en lo negativo. Mientras en Italia buscan un producto basado en la perfección y la precisión, o en EE.UU. lo llevan a la plena industrialización, en México desean hacerlo con gente que tiene un oficio. “Estudiar y trabajar en diseño es en cierta manera una maldición, siempre hay algo más que hacer, algo que corregir, algo que pudiste hacer que no has hecho… y nunca acaba”

Por nuestra parte, quedamos a la espera de que realmente nunca acabe y que después de triunfar en casa, esta exposición itinerante se anime a cruzar el charco para mostrar en Europa la energía y las ganas de hacer de cada pieza algo muy personal. México se abre al mundo y qué mejor manera que a través sus jóvenes diseñadores: esos que han sabido subirse a los hombros de la tradición para poder ver más lejos.

Del 5 de junio a 31 de agosto en el Centro Cultural Clavijero. Morelia, Michoacán

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