Se dice que es muy complicado fusionar edificios viejos con construcciones contemporáneas, pero existen las excepciones. Una de estas es el convento de San Francesc, situado en un pueblo catalán de Santpedor, y rescatado de su estado crítico por el arquitecto David Closes. Construido en el siglo XVIII por padres franciscanos, a lo largo de la historia sufrió muchos saqueos y abandonos. Cuando finalmente fue demolido en el 2000 a causa de su deterioro, sólo quedó la iglesia, que presentaba un estado completamente ruinoso.
Esta originalmente estaba adosada al convento y sólo tenía dos fachadas, pero con el derribo de éste pasó a tener cuatro. En la principal, David Closes ha diseñado una estructura de cristal en forma de galería, que corresponde a las escaleras de acceso. Las cubiertas estaban hundidas y las bóvedas de la nave y de las capillas estaban parcialmente caídas, por lo que tenían nula capacidad portante. El interior de la iglesia, que en el pasado apenas recibía luz natural de ningún tipo, se veía ahora majestuosamente resaltado gracias a la luz que entraba por la cubierta derruida. Eso hizo que en la rehabilitación se planteara el uso de claraboyas y tragaluz en distintos puntos. Y se instaló una iluminación moderna que realzara la belleza de lo antiguo y lo nuevo.
Otro de los retos era mantener la unidad y la dimensión de la nave de la iglesia. Para asegurar el acceso a las plantas altas, se construyeron escaleras y rampas que definen un recorrido circular por el edificio como si se tratara de un museo. Esto permite visitar la iglesia desde diversos y singulares puntos de vista.
El objetivo del proyecto era convertir el edificio en un equipamiento cultural. Las dos fases ejecutadas se utilizan como auditorio y espacio cultural polivalente, y está previsto que, en el futuro, una tercera fase dé uso de archivo histórico a las plantas altas de las capillas del lado sur. Esta intervención, que se desarrolló entre 2004-2011, ha convertido la iglesia en una construcción totalmente nueva y diferente, con un diálogo equilibrado entre las partes antiguas y las inserciones contemporáneas, entre la transparencia del vidrio y la opacidad de los muros de piedra.