Diseño y antropología son dos conceptos conectados que el diseñador neoyorquino Ian Felton ha utilizado en su trabajo más reciente. Pero empecemos desde el principio. Felton estudió diseño industrial en el College of Art and Design de Savannah (Estados Unidos). Tras su formación, empezó a dedicarse a proyectar mobiliario personalizado de alta gama y en la actualidad tiene su estudio en Williamsburg –Brooklyn-. Su debut neoyorquino ha consistido en el lanzamiento de la colección de mobiliario KOSA en la galería del interiorista y marchante de arte Michael Bargo, ubicada en plena chinatown.
El trabajo de Felton se caracteriza por una narrativa que cautiva al sugerir conexiones interculturales y atemporales. Su imaginario creativo fue alimentado por la lectura de publicaciones como Sapiens. De animales a dioses de Yuval Noah (Debate) y Are We Human?: Notes on an Archaeology of Design de Beatriz Colomina y Mark Wigley (Lars Müller Publishers).
Estas lecturas, entre otras, dieron lugar a una búsqueda profunda centrada en la historia y la antropología de las civilizaciones precolombinas, como la Maya o la Valdivia, donde prestó mayor atención a los elementos arquitectónicos, la producción artesana y, sobre todo, a la comunicación colectiva a través de los símbolos con los que éstas llegaron a desarrollarse.
Lejos de apropiarse de diseños artesanales distintivos, Felton busca rendirles homenaje a través de texturas y detalles que enlazan su mundo estético-creativo con el pasado. Su sensibilidad le induce a crear desde su interior con el fin de transmitir alma e historia a sus productos, conectando lo físico con lo emocional y simbólico. Por lo tanto, comparte una visión similar a la de las culturas antiguas respecto al animismo que estas atribuyen a sus objetos.
De esta mezcla surgió la inspiración para concebir las piezas de KOSA. Cada una de ellas lleva en su ADN el lenguaje formal puro de volúmenes cilíndricos, cortados y manipulados caprichosamente; un lenguaje que recuerda a los artefactos moldeados manualmente y realizados en el pasado con materiales crudos; y que, dependiendo del punto de vista, su silueta llega a recordar a la escritura basada en glifos de los mayas.
En coherencia con el concepto que envuelve al conjunto, el mobiliario fue manufacturado por artesanos en México. Además, utiliza textiles de alpaca y cantera, un tipo de piedra volcánica. Con todo esto, se presenta una colección que abre un diálogo sensible con el hombre, a través de sus texturas y el significado de sus formas.