Brick Observation Tower se mueve entre los límites difusos de la obra de arquitectura de ladrillo y la escultura a gran escala. Por un lado, The Bangkok Project Studio nos presenta un volumen tan abstracto que podría considerarse un objeto. Si olvidamos por un momento el tamaño, no identificaríamos un lenguaje claro que nos diese alguna pista de su función, incluso podríamos fantasear con la idea de darle la vuelta o colocarlo en horizontal. Pero el proyecto se transforma cuando nos fijamos en la materialidad y vemos que está construido como si se tratase de un edificio. ¿Existe algo más arquitectónico que un ladrillo?
La torre forma parte de Elephant World Project, una iniciativa del gobierno tailandés para proporcionar una fuente de ingresos estables a la etnia de los Kui a través del cuidado del hábitat de sus elefantes. La arquitectura de ladrillo alberga un observatorio en altura desde el que dirigir la vista hacia el entorno y sobre el propio complejo. Se genera a partir de una piel cerámica perforada que se eleva treinta metros en vertical y que encierra un espacio ovalado para permitir el paso del viento. La coraza consigue toda su fuerza mediante un juego de huecos y columnas roto por dos franjas horizontales en las que se multiplica el ritmo y se reduce el tamaño del patrón. Las posibilidades atrapadas en el ladrillo afloran y consiguen la expresividad necesaria para atraer las miradas y convertir esta propuesta en un hito con el que identificar el centro.
The Bangkok Project Studio nos presenta un volumen tan abstracto que podría considerarse un objeto.
El gran espesor de los muros oculta un interior que nos sorprende con una concepción más humana, un sitio que de pronto reconocemos y que nos hace olvidar la idea de escultura abstracta. La superficie en los niveles se reduce en favor de la escalera que, de pronto, se convierte en la protagonista necesaria de las entrañas del monstruo y nos conduce por las cinco plantas creando un recorrido a través de las orientaciones y las vistas, proponiendo un lugar de partida distinto en cada una de ellas. Es el único elemento capaz de recoger el juego de luces que la fachada permite a través de las oquedades, algo concreto dentro de un contexto ajeno: el hilo conductor para llegar al final prometido.
La escalera, de pronto, se convierte en la protagonista necesaria de las entrañas del monstruo.
El ascenso termina en la quinta planta, pero las columnas del cerramiento siguen extendiéndose hacia el cielo como queriendo crecer. Nos encontramos ante el único propósito de Brick Observation Tower : la panorámica privilegiada. Podemos llegar a preguntarnos si verdaderamente este es un motivo de peso. Si, después de la subida, la visión de un paisaje de selva amenazada por la industria y la agricultura está a la altura de un trayecto tan peculiar; pero quizá esa reflexión sea parte de la génesis de la propia obra. Al fin y al cabo All art is completely useless.
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