La experimentación con hinchables tuvo su apogeo en las décadas doradas para los derivados del petróleo, la confianza en los polímeros se materializaba en diseño, en arquitectura e incluso en performance. Hasta el 23 de agosto, el Centre Pompidou-Metz acoge la exposición Aerodream, una muestra que rinde homenaje y revisa la historia de esos objetos y construcciones inflables que marcaron un hito para el plástico.
Aerodream en el Centre Pompidou-Metz
El simbolismo del aire puede vincularse a la vida. Es capaz de resucitar cuerpos artificiales, llenarlos de un soplo en toda su proporción y convertirlos en algo útil: para volar, para sentarse, para aguardarnos un momento. Las estructuras hinchables dan cobijo a algo inmaterial. Hay en ellas una respiración inerte, una pneuma pasiva que hace tangible lo etéreo a través de una piel sintética y una creencia plástica. En su forma orgánica se condensa el deseo de la experimentación llevada por impulsos maniqueos y de progreso.
Aerodream, la exhibición del Centre Pompidou-Metz, nos hace transitar por un camino histórico en clave expositiva. Dividido en siete secciones, el recorrido nos conduce por los últimos 100 años en los que el plástico se transformó en un elemento digno de explotar y en una herramienta de protesta frente al terreno artístico. Comisariada por Frédéric Migayrou y Valentina Noimas, la muestra ahonda en la utilidad neumática en la arquitectura y el diseño, en su aplicación militar e incluso en su uso conceptual dentro del arte. Fotografías, dibujos, carteles, vídeos y también objetos icónicos desarrollados durante las décadas de 1960 y 1970 se agrupan en este conjunto que indaga, sin duda, en la locura por las estructuras hinchables y todo su paradigma.
La historia de las estructuras hinchables
Ajenos al ímpetu de la humanidad por volar y de su triunfo en el siglo XVIII con el globo aerostático, fue la aparición de nuevos materiales a mediados del siglo XX lo que permitió que bocetos futuristas transgrediesen los límites del papel para hacerse posibles. La visión de Richard Buckminster sobre la capacidad del diseño para cambiar el mundo dejó de ser una utopía para convertirse en una realidad.
Nuevos movimientos en la arquitectura y grupos de gran impacto global —Archigram, Ant-Farm, EventStructure Research Group, etc.— se vieron tentados por el auge del plástico en su carácter modular y móvil hasta su declive a finales de los 70, debido a la crisis petrolera. Aerodream traza ese trayecto en el que afloran manifestaciones hinchables adscritas al arte, a las innovaciones industriales o a la propia imaginación, sin olvidar ese rescate contemporáneo por parte de algunos diseñadores y estudios en un revisionismo y diálogo más ecológico.
Arquitectura y diseño hinchable
De los distintos trabajos de arquitectos e ingenieros que expone el Centre Pompidou-Metz, aparecen edificaciones que marcaron un antes y un después: aquel refugio llamado Instant City, la exposición universal de Osaka en 1970 o la exhibición Structures Gonflables (1968).Nos adentramos así en la importancia del aire como un compuesto efímero e intemporal, de base política y social que arrolla los terrenos en los que se inserta. Su vertiente más artística y rebelde la encarnan Piero Manzoni con su Corps d’air, Andy Warhol en sus Silver Clouds contra la normatividad en los 60 o la idiosincrasia de Paul McCarthy en su incendiario desecho Complex Pile.
Sin embargo, hay otro vórtice más extremo, uno que presenta la exploración del cuerpo y el propio entorno público mediante armazones inflables de gran magnitud. Lo confirmó Anish Kapoor con su esfera espacial Leviathan o en su colaboración con Arata Isozaki en Ark Nova, pero ya previamente otros se atrevieron a desafiar los límites de la invasión urbana como Coop Himmelb(l)au, Otto Pione o Franco Mazzucchelli. En la perspectiva del diseño, lo privado también se vio asaltado por la fuerza de los polímeros. De la generalidad exterior a la conquista del hogar, de la gran dimensión a una escala asequible gracias al mobiliario pop de Quasar Khanh, Gernot Nabalch y De Pas, Urbino y Lomazzi.
Pese a la caída de la tendencia tras los setenta y la posmodernidad, poco a poco se ha ido planteando una reconciliación con las estructuras neumáticas. Kengo Kuma, Herzog & Meuron, OMA, Selgascano… son algunos de esos nombres actuales que están reconectando con los pioneros inflables tanto en grandes como en pequeñas intervenciones, concibiéndolos como una alternativa para reinventar la percepción espacial.
Con todo ello, Aerodream nos relata en el Centre Pompidou-Metz una crónica histórica de victoria, olvido y recuperación en una sociedad que se mueve más rápido que el aire. No se conoce el rumbo exacto ni el destino de la concepción hinchable, pero será interesante observarlo, por qué no, desde alguna de esas Inflatables Utopias.
En este enlace puedes ver proyectos de arquitectura hinchable.