Banksy

Banksy

El Robin Hood del arte. el grafitero más famoso, admirado y buscado. El más cotizado y el más conocido. Un autor inaccesible para los medios que han introducido la creación callejera en el mercado del arte. No es un Basquiat, es mucho más. Es Banksy.

Banksy

Banksy es un prolífico grafitero que superó hace tiempo el perfil inconformista y juvenil de este movimiento vinculado a la rebeldía antisistema en la periferia de las grandes ciudades. Su obra juega con la acidez, la ironía, la sorpresa y la crítica. Políticos, fuerzas de seguridad, ratas o monos… son algunos protagonistas de sus pintadas donde el capitalismo o la guerra, entre otros tantos temas, dan forma a su discurso. Banksy galopa entre lo callejero, lo museístico y la idiotez del mercado del arte. Entre la creatividad, el marketing travieso y el enigma de su identidad. Un artista de la calle que hace tiempo asaltó las galerías, como asalta trenes para dejar su firma con spray. En definitiva, un creativo anónimo que se la juega en cada una de sus acciones; ya sea entrando en un museo disfrazado para colgar una obra falsa, o suspendido sobre un muro para plasmar alguna de sus pintadas reivindicativas.

Banksy

Un misterio

Pero, ¿quién es Banksy? Sorprende la escasez de información sobre él en un mundo de redes sociales, youtubes, y vidas on line. Nos preguntamos cómo es posible que este Bin Laden del escapismo siga en el anonimato en un momento en que los secretos dejan de serlo, por muy confidenciales que sean, de la mano de personas como Julian Asannge. En principio, a Banksy se le sitúa en Bristol como lugar de nacimiento. Se le calcula unos treinta años, un tono rubio de pelo y una estatura de talla alta. Y no muchos datos más. No olvidemos, de cualquier modo, que el ámbito del grafiti camina en esa oscuridad para defenderse de una autoridad que lo recrimina por vandalismo. Y aunque Banksy ha escalado mucho en la montaña de la popularidad, sigue manteniendo un espíritu crítico, subversivo y libre. No se puede entender el silencio de su identidad de otro modo. En su película Exit Through the Gift Shop, pareciera que finalmente su salto a los medios se iba a producir. Circunstancia que el mismo desmintió. “Esta película es el fin de mi vida pública, más que el principio. Esto es lo más que veréis de mí”. En otra ocasión, Banksy comentaba al respecto: “Creo que Warhol se equivocó, en el futuro tantas personas van a ser famosas que un día van a terminar pidiendo ser anónimas durante quince minutos. Además, yo tengo problemas con la policía”. No sabemos si podrá o no permanecer en la sombra, pero es evidente que este elemento infunde curiosidad, y presión sobre él y su entorno.

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Políticamente incómodo

Sus obras son claras y directas. Tan fáciles de entender para un adulto como para un niño. E igualmente mordaces y críticas. Sus pinturas en el muro de Israel resultan demoledoras, y tuvo que realizarlas a plena luz del día para no correr el riesgo de ser disparado por el ejército israelí: de noche hubiera resultado peligroso. Para Banksy, “todo grafitero debe ir allí. Están construyendo el muro más grande del mundo. He pintado en el lado palestino. Algunos de ellos no entendían por qué no estaba escribiendo abajo Israel con letras grandes y dibujos del primer ministro israelí colgando de una cuerda”. El carácter político de muchas de sus piezas es indudable. Banksy no esconde su apego por el pueblo palestino, pero su postura no es cerrada. “Tengo simpatía por ambas partes en ese conflicto. Pero en el lado israelí del muro, hay bancos y flores por lo que ni siquiera se dan cuentan de que está ahí. Sin embargo, la parte palestina es una enorme masa de hormigón de mierda”.

Este artista utiliza toda su munición para disparar mensajes punzantes y divertidos contra la monarquía, los bancos o los conflictos internacionales. Las inquietudes de la gente corriente son también las suyas. Crea una empatía especial entre él, sus mensajes y el espectador casual que se cruza con su trabajo. Su discurso es unitario a todo Occidente con sus monos pensantes o sus ratas que ríen.

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Grafiti, hilo conductor

Como el propio Banksy cuenta, creció viendo las pinturas realizadas por un tipo llamado 3D, que tras su paso por Nueva York volvió a Bristol y terminó formando el grupo Massive Attack. La necesidad de hacerse notar, de afirmar la identidad y las discrepancias con el mundo actual, van forjando el espíritu crítico de algunos grafiteros. “Tienes catorce o quince años. Hay un mundo enorme ahí fuera. Quieres dejar tu marca y nadie escucha una palabra de lo que dices. Sin embargo, tras una noche y con una lata de spray, todas las personas repentinamente te prestan atención”. Banksy comenzó pintando al estilo neoyorquino letras grandes y coloristas. Posteriormente, y tras ver el tiempo que tenía que dedicarle a cada pintada, comenzó a trabajar partiendo de stencils (una plantilla con un dibujo recortado). “Son muy eficientes. Concretas algo en muy poco tiempo y es difícil echarlo a perder”. Fue ahí cuando su perfil se fue afianzando. Y su popularidad disparándose. “Me encanta el grafiti. Cada tipo de arte en comparación con él es un paso atrás. Si uno trabaja fuera del grafiti, trabaja a un nivel inferior. Otras obras de arte tienen menos que ofrecer a la gente, significan menos. Son más débiles”. Probablemente una afirmación imposible de asumir, pero que sin duda da el perfil que mantiene su autor. “Vives en una ciudad y todo el tiempo hay símbolos diciéndote qué hacer y carteles intentando venderte algo. Yo siempre sentí que estaba bien responder, que la ciudad no debería ser una conversación en un solo sentido”. ¿Cómo refutar esta premisa?

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Pintadas versus mercadeo

Las cifras pagadas por obras de Banksy resultan asombrosas. 300.000 euros por un mural con dos monos riéndose de los humanos. O 270.000 euros por una pintada en una pared de Londres (no incluía ni la extracción ni la reparación del muro). Ha vendido obra a los Pitt, expuesto en numerosas galerías y sobre todo, sigue cotizando muy al alza. Lo que ha provocado la crítica de otros grafiteros y de movimientos anárquicos como Space Hijackers, que repartió octavillas frente a una de sus exposiciones criticando el peculiar uso que el autor hace, según ellos, del discurso anticapitalista, mientras trabaja para galerías o para grandes firmas publicitarias. Lo cierto es que esa inicial contradicción es algo que de alguna manera preocupa a Banksy. “He hecho algunas cosas para pagar mis cuentas. Como el álbum de Blur. Si se trata de algo en lo que realmente creemos, hacerlo no lo convierte en un mierda sólo porque sea comercial”.

Banksy

Banksy provoca cierta problemática en el mercado del arte. Mientras sus creaciones pueden ser encontradas en cualquier calle, en las casas de subastas las cifras escalan sin cesar. “El mundo del arte es la mayor broma. El arte moderno me parece una vergüenza, la gente usa demasiadas cosas y dedica mucho tiempo a decir muy poco. Imagino que el lado positivo es que probablemente es el más fácil de los negocios. Entras sin talento y puede hacer un poco de dinero”. Así despacha Banksy situaciones como la que se produjo con una puerta que llevaba una de sus pintadas y que fue aserrada y vendida por 24.000 dólares. Según el mismo creador, “el grafiti siempre ha sido una manifestación temporal. Haces tu pintura y luego la borran. La mayoría están hechas para ser vistas desde el coche y no necesariamente para que se queden en los libros de historia”. Christopher Warren, un periodista que dice haber conocido a Banksy hace unos años, comentaba: “es una paradoja, a los que él critica con sus pinturas lo recompensan adorándole”. Steve Wright, redactor de la revista Venue, un experto en arte y una de las personas que probablemente más sepan de este desconocido, lo deja claro: “sigue siendo un genuino elemento antisistema. No sé si es millonario. Creo que no: los que ganan miles de libras son los que compran y venden y revenden sus obras. Él sigue creyendo en el arte accesible”. Más allá de la fama del personaje, de su discurso o de sus obras, Banksy se mantiene firme a una idea que ya señaló Wright: “¿Hay algo más democrático que pintar en la calle para que lo vea todo el mundo?” Ése sigue siendo el espíritu de Banksy.

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Fotografías cedidas por Publikat y por Banksy.

www.banksy.co.ukwww.publikat.de

 

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