Los canadienses Arcade Fire reflexionaban sobre la vida en el sprawl suburbano con frases que ya pertenecen al inconsciente colectivo: “Centros comerciales muertos que se erigen como montañas tras las montañas”. Sin embargo, muchos coreanos no comparten esta visión y prefieren vivir, por ejemplo, en Manhwa-ri, a escasos treinta minutos de Ulsan, una metrópolis de un millón de habitantes.
Allí pueden reencontrarse con una existencia de carácter más rural, que además los aproxima a los ideales de Boton-ui jonjae, el best-seller de moda. En sus páginas anima a buscar la belleza en lo cotidiano (ordinary life), y encontrarla requiere -según esta publicación- un cierto sentido poético.
Ese fue el primer paso de Rieuldorang Architects a la hora de afrontar el diseño de esta vivienda: buscar un nuevo punto de vista inspirador que permitiese una relectura de una residencia en las afueras. La primera idea consiste en invertir el volumen habitual, construyendo un gran bloque cúbico al que se le extrae el vacío de una casa con cubierta a dos aguas.
En un sorprendente juego de espejos, parece querer preguntarse y preguntarnos qué es lo que consideramos normal. Aplicar esta sencilla operación de sustracción implanta, además, un corazón semiabierto que liga los espacios funcionales del domicilio y, al mismo tiempo, establece lazos emocionales con nuestra memoria y lo que consideramos hogar. Porque -como se dice en inglés- home is where the heart is.