El número 6 del Palazzo Valperga Galleani en Turín (Italia) es una perfecta muestra de cómo se puede rehabilitar un espacio respetando su patrimonio histórico y cultural, y combinarlo con la más avanzada tecnología en un alarde de elegancia y suprema belleza. Un perfecto ejemplo del rumbo hacia el que se dirige la arquitectura y el diseño de interior en los últimos tiempos.
La preservación de la fachada de estilo barroco por parte de la firma italiana Building, no da ninguna pista de lo que vamos a encontrarnos en el interior. Y es que en el momento en el que traspasamos esa línea de entrada, los sentidos comienzan a dispararse sin saber que conforme vayamos avanzando, la admiración y la sorpresa serán aún mayores.
Los apartamentos de lujo que conforman el edificio confluyen en un gran patio central que acoge un árbol suspendido a modo de escultura, y que pretende rendir homenaje a la memoria de los que un día vivieron entre esas paredes. La confrontación entre la historia y lo que este espacio aspira a ser ahora alcanza el éxito gracias a las pinceladas artísticas y escenográficas que se han creado para la ocasión.
Vigas de madera originales, barandillas metálicas, tiestos llenos de flores a la puerta de cada apartamento… Cada detalle forma parte de un todo que al caer la noche cobra vida gracias a la estudiada iluminación colocada desde el suelo empedrado hasta las puntas de ese árbol escultórico, pasando por el interior de las jardineras cuyas plantas y flores parecen emitir luz.
La gran joya de esta rehabilitación se encuentra en el ático: un apartamento de lujo tipo loft cuya pieza central es un cubo de vidrio donde se aloja la cocina. Luces LED bañan estos paramentos perimetral y cenitalmente, creando así un juego de reflejos que engañan a la vista haciendo creer que nunca hubiera una separación definitiva entre estancias. De un solo vistazo observamos el comedor, el salón, los altos techos entrevigados pintados de blanco para armonizarlo con el entorno, el diverso mobiliario que se mueve entre el minimalismo y el barroco actual y la escalera que nos da paso a la planta superior.
Allí localizamos una coqueta sala de cine, una habitación abuhardillada con baño integrado donde la iluminación LED también juega un gran papel hasta en la ducha, y un espacio con bancos de almacenaje y pufs en el centro que dan paso a lo que nunca hubiéramos pensado que encontraríamos en una construcción de estas características: una pequeña azotea dividida en tres alturas. Las dos superiores trazadas como mágicos jardines iluminados y la inferior, preparada para disfrutar de las vistas, de la tranquilidad, de la belleza y de un ambiente romántico y tranquilo único en la ciudad.