El estudio chino AOE Architecture ha hecho del nuevo centro de exposiciones y palacio de congresos Shuifa Geographic Information Industrial Park, una escultórica obra de arquitectura. Con un carácter macizo, quebrado a la luz del día, su piel perforada le permite brillar al caer el sol, cuando la intensidad lumínica del interior se vuelve más profunda que la del cielo que lo rodea.
Un edificio blanco de chapa perforada
El centro se encuentra en la zona de desarrollo económico de Changqing– a unos 20 km al oeste de la ciudad de Jinan, en el este de la China continental– rodeado de lo que AOE Architecture describe como “una desordenada mezcla de líneas de alta tensión salpicadas a lo largo de tierras de cultivo llenas de maleza”. Aunque esta descripción del entorno pueda dejar de ser certera a muy corto plazo, debido al ritmo en el que crece la urbanización de este país, el edificio busca aislarse de este contexto en un ejercicio de introversión.
Cuatro grandes volúmenes prismáticos blancos, cubiertos por una envolvente chapa perforada, se erigen como “cuatro rocas”. Con sus aristas levemente inclinadas, dejan entre ellos cuatro aberturas como cuatro grutas en dirección a los cuatro puntos cardinales.
Un palacio de congresos o una escultura de AOE Architecture
El acceso se sitúa en el hueco de la fachada que se abre al oeste. Frente a ella, se extiende una suerte de plaza de entrada flanqueada a ambos lados por colinas artificiales de césped. Su sección geométrica aumenta en altura a medida que uno se acerca, centrando la vista y la atención en su figura. Al norte, otro acceso conduce a los visitantes directamente al área expositiva en la segunda planta, mediante una pasarela que se eleva suavemente desde el nivel de la calle.
Los espacios del palacio de congresos están destinados a exposiciones en sus dos pisos inferiores y a oficinas en los dos superiores. Su distribución se dispone perimetralmente alrededor de un gran atrio que atraviesa la construcción en toda su alzada, iluminado cenitalmente por un lucernario en forma de malla triangular.
La parte interna, generada por el vacío central, quiere ser una prolongación de lo de fuera haciendo uso del mismo acabado de chapa perforada. Su geometría, sin embargo, no mantiene la de las cuatro piezas principales, sino que queda reducida a un simple rectángulo. Dos esculturales escaleras recubiertas en aluminio –con un rematado efecto espejo– conquistan este ambiente conectando los diferentes niveles.
De esta manera, la rotundidad del exterior no posee continuidad una vez se traspasa la fachada. El interior se convierte así en una colección de gestos aislados que pierden la oportunidad ofrecida por la fuerza de su silueta externa, haciendo que el resultado final quede algo desdibujado.
Esta realidad –la de un trabajo cuyos esfuerzos aparentan quedar limitados a los de una apariencia potente– no parece nada extraña a estas alturas. Una arquitectura muy fotogénica, capaz de producir imágenes ciertamente atractivas al ojo que navega por las redes, pero cuyo recuerdo, seguramente, no permanezca en su retina más allá de los cinco minutos que llevaría leer este texto.
En Changqing, China
En Pekín, China
Chapa perforada