Ironía, sentido del humor, absurdo. Quizás esos hayan sido los adjetivos que más se hayan usado para definir el trabajo del artista austríaco Erwin Wurm, cuya exposición Trap of the Truth se encuentra hasta el 28 de abril en el Yorkshire Sculpture Park de West Bretton.
Erwin Wurm: la extrañeza de la rutina
A sus 69 años, Wurm sigue demostrando la frescura e irreverencia de aquellas One Minute Sculptures con las que se dio a conocer en el mundo del arte a finales de los años ochenta. Solo que ahora con un mayor despliegue no solo económico, sino también espacial. Una buena muestra de ello es la exhibición Trap of the Truth que actualmente podemos visitar en el Yorkshire Sculpture Park de West Bretton: un lugar al aire libre donde su trabajo comparte sitio con los de otros reconocidos nombres del panorama internacional, como Damien Hirst, Daniel Arsham o Jonathan Baldock.
En plena naturaleza y dentro del edificio de la Underground Gallery —que alberga la sala de exposiciones—, Wurm despliega más de 100 piezas, entre las que podemos ver 55 esculturas en el interior y 19 en el exterior, además de pinturas, fotografías y vídeos creados en estos últimos treinta años, algunos inéditos hasta el momento. “Hola, soy Erwin Wurm y me encanta trabajar para que la gente vea la vida cotidiana de una manera diferente” es la carta de presentación del artista, que con sus salchichas humanas, coches obesos y cuadriculadas figuras —como recién salidas de un desfile de Balenciaga— nos invita a ver la extrañeza de nuestra rutina.
Arte contemporáneo de grandes dimensiones
Trap of the Truth —la trampa de la verdad— como título se considera una referencia al pensamiento filosófico de René Descartes sobre la noción de verdad y su conocida frase: “Pienso, luego existo”. De esa misma manera, las ambiguas obras de Wurm parecen existir solo que para interrogarnos acerca de nuestro mundo real. Entre las 19 esculturas a la intemperie, nos topamos con sus conocidos bolsos humanos, en particular Big Steps (2023): una estatua de color azul con inmensas piernas que hace alusión al consumo, la moda y el capitalismo. También Big Kastenmann (2012): una silueta humana grisácea, sin cabeza y con torso cuadrado de 5 metros de altura que posee una característica mancha rosa de pintura. Fue el primer encargo público de grandes dimensiones realizado por Wurm para instalarse en el Standard Hotel de Nueva York.
Por otro lado, en la Underground Gallery nos encontramos con una selección de más de 50 creaciones, entre las destacan varias de sus One Minute Sculptures con las que sorprendió en los ochenta, y que en 2017 fueron carne de selfie en el pabellón de Austria de la Bienal de Venecia. Circulando por las redes, todos vimos cómo los visitantes del pabellón introducían la cabeza y el resto de las extremidades por los agujeros de una caravana —Ship of Fools (2017)—, interactuando con ella y transformándola en todo un catálogo de posturas absurdas y visiones del cuerpo que provocaban la risa.
Y de la caravana, a la intimidad de nuestras casas: muebles de cemento que solo demuestran flacidez; coches alterados y desactivados para cualquier carrera o elementos salidos de nuestro frigorífico, como los señores salchicha y pepinillo, homenajes del artista a la comida tradicional de su Austria natal. Porque la vida real según Wurm solo responde a una sentencia: “Me río, luego existo”.
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Hasta el 28 de abril de 2024 en el Yorkshire Sculpture Park de West Bretton.
Es un fotógrafo y escultor austríaco conocido por su enfoque humorístico e irónico en sus obras.