El estudio holandés Shift Architecture Urbanism ha diseñado todo el interior del complejo residencial Domus Houthaven en Ámsterdam. 235 apartamentos de alquiler donde predomina el color, lo lúdico y los espacios compactos.
Un coliving de espacios flexibles
Cada vivienda de Domus Houthaven -cuyo tamaño varía de 43 a 60 m2- dispone de un dormitorio, un baño y una parte de almacenamiento; con la peculiaridad de que el área de descanso es un armario-dormitorio, con estantes integrados y cajones debajo de la cama. Un mueble que puede cerrarse desde fuera con puertas plegables de acero perforado. «Cierre las puertas y todo su apartamento será su sala de estar; ábralas por la noche y tendrá un dormitorio enorme», explica Oana Rades, socia de Shift Architecture Urbanism. Pero para llegar a esta solución doméstica el camino fue desafiante: «Para un uso diario tan intensivo, las puertas tenían que ser sólidas y robustas y, al mismo tiempo, fáciles de operar. Nuestra solución fue el acero», nos comenta.
Así, a estas puertas de acero se le suman suelos de laminados neutros, techos de hormigón sin tratar y paredes blancas: un entorno suave que contrasta con el mobiliario de colores brillantes. Cada piso cuenta con un núcleo de vida inteligente concebido por los arquitectos y configurado como unidades modulares; una producción y montaje que supervisó Blom Interiors, un estudio especializado en el equipamiento de hoteles, residencias y lugares como Domus Houthaven. Los materiales de este coliving han sido escogidos a conciencia para que la intensidad de uso no haga decaer su durabilidad. De ese modo podemos encontrar bambú, chapa de madera, acero corrugado, cerámica o terrazo. Componentes de alta calidad y preferentemente sostenibles que se advierten a lo largo de toda la construcción.
Volver a vivir en comunidad en Domus Houthaven
Además, los inquilinos de estos pisos tienen acceso a espacios comunes donde disfrutar de zonas compartidas de trabajo, de estar, cocina, servicios públicos y jardines. Un modelo alojativo que fomenta la interacción entre los residentes y previene la soledad. «Las áreas comunes están diseñadas para sentirse hogareños, como una extensión del apartamento privado de uno», continúa Rades. Una solución habitacional que se inspira directamente en la fórmula del popular coliving.
Todo el diseño está pensado para maximizar la superficie disponible. Algo como insertar el Tetris en una casita de muñecas y convertirla en habitable. Un juego de materiales, texturas, patrones y cromatismos que invitan a compartir, a crear desde lo colectivo y no desde lo individual y a tomar conciencia del momento tan intimista que vivimos. Un hecho provocado por el aislamiento al que nos ha llevado tanta tecnología que, curiosamente, nos acerca a todo lo lejano, pero nos aleja de lo más esencial: las relaciones humanas.
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