La Maison de Verre o la casa hecha de luz de Odile Decq

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La arquitecta francesa Odile Decq ha planteado un interesante ejercicio lumínico en la Maison de Verre. Esta vivienda de estética experimental, creada a la medida de las exigencias específicas de su dueño, se trata de un hogar donde el cristal tiene una relevancia protagónica.

La rebeldía de Odile Decq

Odile Decq lo ha vuelto a hacer. Innovador y rebelde, su estudio siempre es traducido como sinónimo de diferencia. Esta vez no podía ser menos, y para entenderlo tenemos que viajar hasta Carantec (Francia) donde se ubica esta peculiar obra. La Maison de Verre —o Casa de cristal— es una caja luminosa, una arquitectura que surge de las necesidades particulares de su dueño: una condición ocular degenerativa que provoca la pérdida gradual de la vista. Por eso, y a petición suya, “la luz tenía que ser perfecta, homogénea y sin deslumbramientos”, explican.

Odile Decq. maison de verre
Maison de Verre. Odile Decq

Ubicada en un barrio a la entrada de la ciudad de Carantec, Maison de Verre es un objeto inusual, casi escultórico: un recipiente de luz natural. Su estructura —que juega entre la verticalidad y la inclinación— parece ajena a su contexto urbano. De tintes futuristas, su atípica fachada emerge de la tierra “como un capullo de flor… aislado del resto del mundo”, describe el equipo.

Odile Decq. maison de verre
Maison de Verre. Odile Decq
Odile Decq. maison de verre
Maison de Verre. Odile Decq

Maison de Verre y sus tintes futuristas

La Maison de Verre es una estancia realizada para crear una iluminación tenue, suave y relajante. Para ello, el Studio Odile Decq ha alternado distintas opacidades en el material según su situación: menor desvelamiento en las paredes y mayor transparencia en los techos. Todos estos paneles son aislantes —emplean una fina lámina que evita proyectar sombras fuertes— y vienen fijados a una rejilla de acero estructural oculta.

Odile Decq. maison de verre
Maison de Verre. Odile Decq

En esta labor los arquitectos contaron con Okalux, un proveedor especializado en acristalamiento. El vidriado lechoso se mezcla con las divisiones oscuras y reflectantes, todo ello con el objetivo de delimitar las zonas según su posición. De este modo, cocinas y baños son protegidas por el vidrio negro, en contraste a los muros blancos que rodean el resto de la residencia.

Odile Decq. maison de verre
Maison de Verre. Odile Decq
Odile Decq. maison de verre
Maison de Verre. Odile Decq

Un espacio con singularidad atmosférica

La serenidad que se respira en el interior es, sin duda, excepcional. A ella le acompaña un interiorismo ejecutado con inteligencia y criterio. Destellos de color interrumpen la atmósfera albina a través del mobiliario monocromático o las obras de arte que completan la vivienda. Algunas ventanas convencionales se han colocado en las paredes para brindar vistas al jardín, junto con una llamativa escalera de vidrio —de nuevo— que conduce al dormitorio principal.

Odile Decq. maison de verre
Maison de Verre. Odile Decq

Algunas luces artificiales, cuidadosamente seleccionadas, cuelgan consiguiendo que, de noche, el volumen brille intensamente como una linterna. Los detalles son mínimos pero efectivos, y Odile Decq demuestra, una vez más, que la buena arquitectura experimental siempre viene precedida por la racionalidad funcional.

En este enlace puedes leer un artículo sobre otra casa hecha de cristal situada en República Checa.

¿Hay alguna inspiración para La Maison de Verre?

Ha habido muchas casas de vidrio a lo largo de la historia de la arquitectura moderna, pero sin duda la más famosa es la vivienda de 1928 de Pierre Chareau para el Dr. Jean Dalsace en París. Ésta icónica estancia se convirtió en el arquetipo del modernismo doméstico protoindustrial. Otra reminiscencia inevitable enlaza directamente con el cine de Kubrick, al escenario del final de 2001: Una odisea del espacio, por su luminosidad panelada y su toque de ciencia ficción.

¿Cuál es la trayectoria de Odile Decq?

Odile Decq abrió su estudio en 1979 y pronto se unió a ella su marido, Benoît Cornette. El dúo se dio a conocer como audaces exponentes de un enfoque de alta tecnología deconstruido, idiosincrásico y muy romántico de lo que se había convertido en un nuevo estilo internacional. Tras la muerte de Cornette, Decq cambió el nombre de su estudio parisino y continuó desarrollando declaraciones arquitectónicas innovadoras y poco convencionales, ganando numerosos premios.

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