Si pienso en una catedral gótica, la mente se me va a torres arrogantes, bóvedas de crucería y arcos apuntados. Pienso en vidrieras de colores atravesadas por la luz, en rincones sombríos, escondites secretos y paredes con historia. El despacho de arquitectura Estudio SIC, conocido por el monumento al 11M de Madrid, es el responsable de esta intervención en una construcción tan singular como la catedral de Burgos.
Los lenguajes de Estudio SIC
Su equipo ha reinterpretado la tienda y la zona de acceso manteniendo las formas y los elementos propios del gótico, pero adecuándolos con nuevos lenguajes a los usos y necesidades del siglo XXI. “El proyecto rescata los materiales tradicionales ―alfombras, terciopelos, cromados metalizados, texturas y colores delicados― y arma con ellos una arquitectura tremendamente contemporánea que dota de calor y acogida a sus visitantes”, nos cuentan desde el estudio.
Al entrar en la iglesia, nos espera la sorpresa. Los tonos vibrantes de los cristales ―diseñados tanto para las mesas expositoras, como para el mostrador de atención al público y compra de entradas― son absolutamente magnéticos. Nos invitan a querer descubrir todo el proceso desde que se puso la primera piedra en el año 1221 hasta ahora, momento en que se ha establecido un modo distinto de exhibir la tradición y la modernidad en un mismo recinto y de una sola ojeada.
Maderas, piedra, geometrías y forjas dan la mano a suelos radiantes, a estructuras de led que potencian el efecto de la luz natural y a un mobiliario actual hecho con producción artesanal. “Un proyecto pragmático para un espacio histórico lleno de matices y sensibilidades”.
Si el gótico hubiese nacido en esta época digital, sería algo muy parecido a este lugar diseñado por Estudio SIC.