Cuando uno piensa en un diseñador ‘tipo’, siempre se nos aparece la imagen del fantasma burgués y deslenguado de Coco Chanel vestido con un dos piezas de tweed; o la del espigado, desequilibrado y siempre bien peinado Yves Saint Laurent. Hace más de cuatro décadas que los diseñadores de moda no viven ni se visten como figurantes de la alta sociedad francesa. Para muestra, un botón: Rei Kawakubo.
Con su estética leather y su melena azabache a lo flapper, Kawakubo irrumpió en la escena japonesa de los años 70 y una década después, con su firma de moda Comme des Garçons, en la de París, aunque sus estancias en la frívola corte de María Antonieta nunca han superado la semana. Acusada de fría, rara y antipática, Rei prefiere su tecnológico Tokio natal. Su marca, cuyas propuestas transgresoras están basadas en los contrastes, le ha valido protagonizar la exposición anual que el Museo Metropolitano de Nueva York dedica al mundo de la creación de moda. Destacar que tras la exposición de Saint Laurent en 1983, ella es la segunda diseñadora viva que obtiene este homenaje en solitario.
Rei Kawakubo/Comme des Garçons, Art of the In-Between recoge unas 150 propuestas divididas en los dualismos que resumen la obra de Kawakubo: moda/anti-moda, diseño/no diseño, ropa/no ropa, ahora/después, alto/bajo, único/múltiple y propio/ajeno. “Rei Kawakubo es una de las creadoras más importantes de los últimos 40 años, nos invita a repensar la moda como un lugar de creación constante. Ella ha definido la estética de nuestro tiempo”. Así se expresa el comisario de la muestra, Andrew Bolton. Aunque se olvidó del motivo fundamental que hace a Kawakubo merecedora de tan alto reconocimiento: Comme de Garçons es el epítome de la moda conceptual.
“No necesitas hablar conmigo -afirma ella cortante-. Sólo tienes que mirar lo que hago. Lo que quiero decir está ahí”. Y lo está. Continente y contenido se observan a un simple golpe de vista. Construcción, deconstrucción y reconstrucción para concebir nuevas prendas y simular tensión entre ellas, contraste entre colores y materiales y abuso del volumen para generar sensación de peso… Esas son las líneas guía -como las de toda moda conceptual- de esta licenciada en Filosofía que nunca ha tenido entre las manos aguja e hilo.
Algunos entienden su ropa como una forma de arte abstracto, y ella como un experimento sociológico de análisis de la personalidad. Célebres son sus piezas con mensajes tipo “la mayoría siempre está equivocada” o “la conformidad es el lenguaje de la corrupción”. Puro carácter.