De los diseñadores claves de nuestro tiempo, probablemente Ron Arad sea el que más ha forzado los límites entre arte y diseño. Una frontera que, en su caso, está marcada por su filosofía creativa: “no aburrir ni aburrirme”. Mostramos un sugerente recorrido por las propuestas inclasificables de este israelí, creador único y “disfuncional”, afincado en Londres desde los años setenta.
Su subversión de la forma y de las estructuras nace de forzar los materiales (ya sean acero, aluminio, fibra de carbón o polietileno) y llevarlos al límite. Y el resultado son piezas contundentes, no convencionales y libres, donde la curva y el movimiento son auténticos dogmas de fe. Un juego, como ya hemos señalado, a medio camino entre arte y funcionalidad, que define el discurso de este espíritu outsider y multidisciplinar. De hecho, ese afán por innovar y experimentar se ha convertido en el paradigma de su trayectoria: un rumbo que lo inclina a lo nuevo y a lo sorprendente, casi como una exigencia con la que dejar atrás el “más de lo mismo” y, sobre todo, con la que escabullirse tajantemente de las modas.
Considerado desde sus inicios como un nombre muy influyente, este hijo de la movida de la Art School of Architecture de Londres ha sido siempre prolífico en ideas. Sus objetos, sus instalaciones públicas o sus intervenciones arquitectónicas cuentan además con el respaldo de fans, admiradores y crítica especializada.
A lo largo de su densa carrera, Ron Arad ha expuesto en galerías y museos. Entre otros, en el Victoria and Albert de Londres, en el Georges Pompidou de París, en el MoMA de Nueva York o el pasado septiembre donde pudimos disfrutar en Ivorypress Space de la fuerza y de la fascinación de sus diseños rupturistas que, aunque sustentados por una gran tecnología, viven gracias al encanto y la emoción de una genuina mirada artesanal. En fin, un momento único para conocer los trabajos de este maestro del desconcierto al que no le importa saber si lo que hace se considera escultura o diseño: “solo me interesa si un objeto es interesante, aburrido o emocionante”.