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Las viviendas contemporáneas plantean a menudo el problema de la seguridad. Tanto ventanal abierto sobre zonas verdes es una tentación para ladrones y maleantes. Y aunque queda claro que los sistemas de vigilancia convencionales (cámaras y alarmas) son más que suficientes para los enamorados de la arquitectura residencial moderna, en Polonia, a las afueras de Varsovia, la seguridad se ha convertido en una necesidad básica incorporada al mismo diseño de esta vivienda.
Pero, ¿cómo realizar un hogar seguro de hormigón sin caer en un monolito-fortín? El estudio polaco KWK Promes dirigido por Robert Konieczny ideó la Safe House como un rompecabezas en el que las aperturas se deslizan para crear zonas de acceso desde el exterior. Así escrito, no se percibe la complejidad del proyecto, pero, por ejemplo, no se entra en la casa si no se abren las puertas correderas laterales que protegen a ambos lados una zona de paso y que aíslan al visitante tanto de la calle como de la entrada principal. Todo funciona como un tetris tridimensional. Eso sí, con un interés particular por el movimiento de las barreras arquitectónicas.
Sobra decir que el cliente estaba especialmente preocupado por la protección de su familia. De hecho, el domicilio cuenta con habitación del pánico y una instalación domótica que controla a distancia todas las puertas. De este modo, los niños pueden jugar tranquilamente en el jardín, pues la propia salida hacia la zona verde implica que se cierre la parcela en la linde con la calle. Para dar uniformidad estética a esta arquitectura del miedo, el estudio decidió que tanto las estructuras metálicas móviles como los muros de hormigón estuvieran forrados de madera contrachapada resistente al agua. Una uniformidad que además acentúa esa imagen de caja fuerte.
De cualquier modo, aunque puede parecer una mole totalmente hermética, conforme se van abriendo ventanas y deslizando paredes, se convierte en la residencia de una familia acomodada. Durante el día pierde su aspecto de búnker en cuanto se articula para convertirse en un hogar lleno de luz natural que aprovecha al máximo las vistas del entorno. No en vano, su aspecto tampoco contrasta tanto con otras construcciones cercanas. Las unifamiliares de los sesenta en Polonia utilizaban con frecuencia la forma de un cubo dividido en dos plantas que se usaban de acuerdo con la estación del año. La Safe House respeta esta distribución en dos niveles con un anexo para la piscina cubierta a la que se llega desde la planta superior por un puente levadizo: una pasarela que ejemplifica a la perfección la obsesión del propietario por hacer de su vivienda un espacio inexpugnable.

www.kwkpromes.pl

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