En la pequeña localidad de Luckenwalde, al sur de Berlín, se ha finalizado la reconversión de una antigua estación de ferrocarril en biblioteca pública. La peculiaridad del proyecto, dirigido por el estudio ff-Architekten, se encuentra en la diferenciación notoria entre la arquitectura decimonónica del edificio original y la vanguardia del nuevo anexo.
La estación fue levantada en 1841, época de gran actividad en esta ciudad dedicada a la producción textil. La mole neoclásica respondía a la eficacia que se buscaba en los albores de la era industrial. En ella se diferenciaban muy bien las funciones de los espacios para viajeros, para el personal de la estación o para las zonas de carga. En la nueva configuración, la construcción histórica alberga el almacenamiento de los libros y las salas de lectura.
Pero faltaba un elemento que reinsertara la biblioteca en el paisaje urbano y que la actualizara sin miedo. Los arquitectos Martina Wronna, Katharina Feldhusen y Ralf Fleckenstein idearon un cubo que se desmarca por completo del resto. Es un volumen que se suma linealmente a la antigua estación, pero que se contrapone a ésta por su fachada y su volumen. Cubierta de metal dorado, la ampliación da al conjunto una nueva identidad y propicia, a la vez, la yuxtaposición entre pasado y presente.
El anexo moderno alberga la sala multimedia y las zonas más lúdicas dedicadas a los lectores más jóvenes. Si el exterior son rectas inclinadas, el interior resulta acogedor por sus elementos coloristas y por la gran sala de lectura infantil. Para evitar las mesas se incorporan escalones y desniveles donde colocar grandes cojines para acomodarse y leer. Los ventanales proveen de luz natural y permiten un contacto continuo con la vida de la ciudad.