Palacio Bailío

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El Palacio Bailío rezuma nobleza y hedonismo en perfecta armonía con la ciudad que lo alberga, Córdoba. Un hotel de cinco estrellas a la altura del pasado y de las ambiciones de esta ciudad que fue centro del mundo durante varios siglos y que aspira a convertirse en Capital Europea de la Cultura en el año 2016.

A veces los edificios concentran la esencia de una ciudad y resumen su historia en la cal de sus paredes. Es el caso de esta antigua hacienda enclavada en el centro histórico de Córdoba. El hotel Palacio Bailío se asienta en una construcción que presenta un programa integral para los huéspedes de la cadena Hospes a través de su concepto “Fuenso”. Bajo este nombre, el hotel ofrece una plena revitalización física y mental al cliente. Y no debe de ser despreciable la sensación de dormir en una de las suites cuyas alcobas albergaron los sueños del Gran Capitán, conocido militar a las órdenes de los Reyes Católicos, y artífice de la reconquista de Granada en 1492.

Pero el nombre del lugar no se refiere a este ilustre personaje sino a su tío, Diego de Cárcamo, que como caballero bailío, o miembro de la Orden Hospitalaria de San Juan, hizo voto de entregarse al cuidado de los demás. Con este cometido se convirtió en el preceptor de su sobrino, Gonzalo Fernández de Córdoba, al que legó el palacio.
Otros dueños del edificio, declarado Bien de Interés Cultural en 1982, fueron por ejemplo el torero Machaquito, tan famoso a principios del siglo XX, que tuvo el honor de inaugurar dos cosos en Andalucía: Sanlúcar de Barrameda en 1899 y Osuna en 1904. Las paredes del Senzone Tapas Bar reflejan esa raigambre taurina con fotos de toreros de otras décadas que amenizan con un toque de folclore el recio abolengo de las piedras.

Palacio del Bailío
Palacio del Bailío

Historia y modernidad

Pero no nos equivoquemos, no estamos en un museo polvoriento que evoca glorias añejas, sino en un lugar donde entregarse a 2.000 años de historia en el más cómodo de los entornos. Las habitaciones son el mismo reflejo de esta aseveración y muestran la historia del edificio: por ejemplo, algunas camas se alojan bajo los pórticos de estructuras barrocas, mientras que otras están rodeadas por frescos del siglo XVII o por motivos neomudéjares.

Los patios protagonizan los espacios exteriores. Patios en los que la historia también se hace presente. En uno de ellos, su inmenso jardín ofrece una piscina que funciona, en realidad, como una hermosa fuente de teselas. Su continuo movimiento recuerda la cultura del agua propia de Al-Andalus. Otros de los patios tiene un suelo de cristal, bajo el cual se observan restos romanos: una rigurosa excavación todavía en proceso de rehabilitación. Cenar en ese patio con las ruinas iluminadas bajo los pies del comensal no tiene precio.

Los colores que dominan la decoración van del beige al gris, en contraste con los tonos más oscuros de los suelos y de algunas piezas del mobiliario. Está claro que el protagonismo lo tienen las paredes de piedra y la cal pintada al fresco con las figuras de los nobles que habitaron sus dependencias y que presiden hoy la suite Gran Capitán. Sin olvidar todos los juegos de estucos que se reparten por el edificio, o la presencia continua de maderas nobles en puertas y ventanas. De cualquier forma, el gran acierto del edificio se encuentra en sus lámparas: objetos de diseño audaz y sofisticado perfectamente integrados en el entorno y que consiguen sorprender al viajero por su presencia, por su rotundidad y por su belleza. Una iluminación que dialoga perfectamente con las chaise-longues, los espejos y los estucos repartidos por las amplias galerías del hotel.

 

Palacio del Bailío
Palacio del Bailío

Agua y hospitalidad

Las claves de la hospitalidad se reflejan también en el Bodyna Spa, donde la relajación se lleva a cabo en dos ambientes que revelan el pasado del lugar: un patio flanqueado por columnas romanas para recibir tratamiento rodeado por el murmullo del agua y de los pájaros, y las termas romanas del subsuelo donde el silencio envuelve de misterio y bienestar al huésped.
Como en otros hoteles de la cadena Hospes, se ha propiciado el equilibrio entre diseño moderno, historia, armonía, espacio y luz. Pero con el aliciente de que todo ello se encuentra en un edificio que refleja por sí solo dos milenios en el devenir de Córdoba. Para acabar, añadir que el pasado mes de octubre el Palacio Bailío ha recibió el Premio Villegiature al Mejor Hotel con Encanto y al Mejor Diseño Interior de Hotel.

www.designhotels.com

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