Casas, jardines y piscina. Tres esenciales en las pinturas de David Hockney que siempre parecen conformar el paisaje costumbrista del verano. Y en ese trinomio se alza la necesidad de huir a toda costa de los núcleos urbanos en busca de refugio donde amenizar las altas temperaturas. Por eso desde ROOM hemos querido imaginar desde qué viviendas nos gustaría poder disfrutar de la estación estival: por ser hitos en su modelo arquitectónico, por la manera de entrelazar interior y exterior o por el enfoque passivhaus. Os presentamos las 5 casas donde perderse hasta que el otoño regrese.
1. Casa Vo. Ludwig Godefroy
En lo que se refiere a viviendas introspectivas, el arquitecto mexicano Ludwig Godefroy es un gran experto. Acostumbrados a sus monumentales fachadas brutalistas, Godefroy logra recrear un interior que exhibe la calidez hogareña a la sombra del hormigón. Así lo vemos en Casa Vo, ubicada en Puerto Escondido (México), un espacio híbrido que no es ni interior ni exterior, proyectando el jardín en el centro de la composición y planteando una relación más directa entre el hombre y la naturaleza. Una especie de búnker que se abstrae del paisaje colindante para promover la contemplación y la calma.
2. Casa EA! Sergio Sebastián Arquitectos
En pleno parque natural de Litago (Zaragoza), Sergio Sebastián Arquitectos ha levantado la Casa EA. Esta vivienda-acordeón ocupa una parcela larga y estrecha, y se encuentra conformada por tres volúmenes blancos de una sola altura. En ella, en vez de agrupar las zonas comunes en una parte y las privadas en otra, todos los módulos se hallan alineados sucesivamente, lo que genera la creación de tres residencias en un solo bloque. Una estrategia constructiva inteligente —subordinada a los usos de quien la habite— que ve unificada su estética gracias a la piedra cerámica de Gres Aragón.
3. Inside Home. Olgoo
Imagina residir bajo tierra sin estarlo. De ese modo se presenta Inside Home, una casa en Teherán que sigue la orografía del propio terreno, y que toma su nombre como propósito principal de su esquema constructivo. La misión del equipo iraní Olgoo fue la de amplificar la superficie ocupada a través de una estructura muraria dividida en tres bloques de hormigón. Con ello se ha logrado minimizar la huella de impacto tanto geográfica como ecológica, además de poner en práctica un ejercicio de biomímesis con el entorno, convirtiéndose en una residencia que se camufla con la naturaleza.
4. Casa Sabater. Fran Silvestre Arquitectos
Finalista de la segunda edición de los Premios ROOM, la Casa Sabater es un homenaje en sí mismo a la silueta geométrica en zigzag. Un juego que emula la forma de los caminos por medio de una serie de bloques alargados que se cruzan y ascienden en todo el territorio. Esta obra de Fran Silvestre Arquitectos se plantea como una edificación llena de terrazas y patios inesperados, provocando un despliegue sinuoso de contornos finos y alargados que impacta y que recrea la topografía en pendiente del pinar donde se ubica.
5. Casa Realejo. Rubéns Cortés Arquitectos
Tomando la tipología del patio andalusí, la granadina Casa Realejo propone una reinterpretación de esta arquitectura tradicional con un entramado que entrelaza exterior e interior. Una aproximación deconstructivista que se presenta como una modalidad híbrida donde residencia y jardín no se disipan, sino que dialogan entre sí como un poema protagonizado por el blanco y la geometría estudiada.
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