Con alma de videojuego y estética de nave espacial, el XBOX Family Sports Center proyectado por Fun Connection es una fantasía industrial, donde el deporte se transforma en aventura y el cuerpo en protagonista de una ficción compartida.
Del paisaje hinchable al metaverso
En los años setenta, un puñado de arquitectos radicales decidió que la arquitectura podía ser un juego. Archigram, Haus-Rucker-Co o Ant Farm soñaban con estructuras hinchables, cápsulas móviles y espacios temporales capaces de adaptarse al cuerpo y a sus deseos. Bajo esas formas futuristas latía una convicción: que el entorno podía transformarse, convirtiéndose en una arquitectura imaginativa donde importaba más ofrecer experiencias vitales que durar en el terreno donde se alzaba. Y parece que décadas después, Fun Connection ha recuperado ese espíritu lúdico —de un modo permanente— en el XBOX Family Sports Center de Shanghái, un espacio de 3000 m² que parece más un decorado para una película de ciencia ficción que un centro deportivo.

Plataformas flotantes, rampas metálicas, túneles transparentes, luces de neón y superficies brillantes convierten este lugar en una instalación inmersiva. Como si Richard Buckminster Fuller y Superstudio hubieran diseñado un parque temático para la generación Z. Pero hay más: la propuesta, además de remitir a esos referentes utópicos, los adapta a las exigencias contemporáneas del ocio y el espectáculo. Por ello, el espacio está diseñado para ser usado, fotografiado y compartido. Decorado e interfaz a partes iguales.


Un polideportivo como experiencia colectiva
A simple vista, lo que diferencia este enclave de un simple polideportivo es su narrativa. En el XBOX Family Sports Center no se busca entrenar solamente, sino vivir también una experiencia. Un tobogán de acero de 11 metros, una pasarela suspendida, una tirolina de 36 metros y un laberinto aéreo configuran un recorrido que exige al cuerpo tanto como lo entretiene. El desarrollo del proyecto actúa como un guion donde la propia disposición de elementos plantea desafíos y genera sorpresas. Y las referencias estéticas son claras: videojuegos, cómics, ciencia ficción y arquitectura espacial.

Fun Connection ha combinado metal, color y transparencia con un sentido cinético. Plataformas pixeladas, redes elásticas, escaleras que simulan tuberías de videojuego, un ejercicio que remite a dimensiones digitales trasladadas a lo físico. Además, el centro propone zonas de descanso, restauración y celebración que equilibran la intensidad del juego con la necesidad de pausa. Esta configuración busca que lo más importante en XBOX Family Sports Center sea el deporte, entendido tanto por padres, hijos, adolescentes y adultos como un punto de encuentro generacional. Al final, la experiencia compartida es más valiosa que la infraestructura.


Entre el parque de juegos y el set cinematográfico, Fun Connection irrumpe con este pabellón en un contexto donde las áreas públicas se han uniformizado. Y por eso han retomado esa ambición de los inflables de los 70 ajustándolos al rigor del siglo XXI. Un metaverso encarnado por el juego para habitar una especie de Ready Player One sin gafas de realidad virtual.

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