¿Es posible vivir en un tetris, uno de los primeros videojuegos que devoraba nuestras retinas? Sin duda, ése fue el punto de partida de los arquitectos Julien de Smedt y Bjarke Ingels, egresados de la factoría OMA liderada por Rem Koolhaas, en el diseño de VM House.
Estos dos arquitectos quisieron realizar 221 unidades habitacionales todas distintas en la típica parcela rectangular, que colinda con un canal por dos lados y con un edificio de oficinas sin gracia, por otro.
Como querían que todos los pisos, en su mayoría coquetos dúplex, tuvieran las mejores vistas sobre el paisaje, Smedt e Ingels estudiaron los volúmenes que permitieran la mayor apertura. Un bloque tuvo forma de V y otro de M, vistos desde el aire. Además, como decidieron potenciar la diferencia entre todas las viviendas, idearon una serie de espacios que encajan a la perfección en cada bloque. El resultado es sorprendente y envidiable: no se ven proyectos residenciales con tanto ingenio y calidad tal vez desde el inicio de la arquitectura moderna.
Las características del interiorismo tampoco dejan nada al azar: a destacar la madera clara reluciente bajo las luces de la firma Poulsen, una imagen muy danesa que refleja también el cuidado por los detalles cool a la vez que austeros con los que identificamos la creación escandinava. Hoy en día, los dos arquitectos que concibieron las casas V y M trabajan cada uno por su lado, pero su primer proyecto a gran escala muestra que los edificios de viviendas no tienen que renunciar ni a la individualidad ni a la modernidad.