Una vivienda mínima y ambulante en la cápsula Jupe

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En la segunda mitad de la década de los 80, el arquitecto japonés Toyo Ito propuso en una serie de exposiciones un alojamiento para un personaje al que nombró La chica nómada de Tokio. Una mujer joven utilizaba los servicios de la ciudad durante el día y guardaba los bienes imprescindibles en un refugio mínimo al que acudía a descansar por la noche. Un concepto que Jupe parece querer recuperar. Un objeto que nace con la voluntad de llevar ese modelo a una escala territorial, donde el aventurero se convierte en digital y hace uso de las prestaciones de la red para interactuar con el mundo que le rodea.

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Jupe, la vivienda mínima

Jef Wilson —CEO de la compañía— se interesó por la vivienda mínima a raíz de vivir durante un año en un contenedor de 10 m2. La idea era desarrollar un modo de vida cómodo que ocupase, en volumen, el 1% de la media de los hogares americanos para conseguir un impacto ambiental igualmente reducido. Este proceso permite explorar otras posibilidades. Si nuestra casa disminuye a ese porcentaje del espacio que ocupaba anteriormente, ¿por qué no vamos a poder transportarla?

Vivienda mínima
Casa ambulante

Una casa ambulante

El planteamiento copia el de un coche eléctrico: un chasis que alberga las baterías y los motores de un armazón que se deduce movible por necesidad. El proyecto establece esa célula de almacenaje como unidad y la multiplica para incorporar los elementos que sean indispensables en esta nueva ocupación, depósito de agua, baterías, sistema de recogida de desechos, lugar de almacenamiento o electrodomésticos. Todo en una plataforma de menos de 50 centímetros de espesor. Un artefacto autosuficiente —durante algunos días— que puede ser remolcado por un turismo. La casa Ipod.

Casa ambulante

Una vez ensamblada, la cápsula luce como la tienda de campaña del futuro. Cómoda, resistente y por supuesto desmontable. La base aporta la estabilidad de un suelo firme y limpio, y la estructura de varillas sobre el cerramiento textil la amplitud y claridad que se echan de menos en un camping. El diseño muestra en todo momento el carácter temporal desde el que se ha pensado, lo que dificulta imaginarlo como una alternativa real de residencia.

Vivienda mínima

El resultado parece luchar consigo mismo por situarse a un lado o a otro en la batalla de las emisiones. Si por una parte reducimos en las fases de construcción, por otro compensamos el ahorro con humo de motor. Sin embargo, la propuesta cambia si la adaptamos al contexto urbano. La chica nómada hoy vaga por una ciudad cada vez con más variedad de servicios. Trabajos como Jupe podrían ofrecer una respuesta versátil para solucionar los problemas de una demanda cambiante que infraestructuras más rígidas no pueden resolver. Como cada vez más ocurre con el transporte, los bienes privados dejan paso a los compartidos. Ya no se encuentra sorprendente renunciar al vehículo personal. ¿Podríamos hacer lo mismo con nuestros edificios?

En este enlace puedes encontrar otro tipo de microvivienda autosuficente.

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