Una vivienda contemporánea para habitar, pero también para impresionar. Eso es lo que precisaba el cliente que encargó al arquitecto Nick Eldridge una vivienda situada en Coombe Park: una zona de la localidad inglesa de Kingston-upon-Thames caracterizada por un entorno arquitectónico compuesto por pastiches neoclásicos.
Propietario de un negocio dedicado a la producción de estructuras y espacios para eventos, el cliente solicitaba una vivienda contemporánea, que no tuviera nada que ver con esas falsas villas clásicas que predominaban en la zona. Quería que sirviera de residencia familiar, pero que, en consonancia con su perfil profesional, también fuera un escenario impactante donde poder agasajar a sus visitas. Por ello, Eldridge impregnó a este proyecto de un marcado sentido de lo teatral y de una originalidad que se concreta en detalles que van de la grande a la mínima escala.
El paisaje que circunda el domicilio -y en concreto la pendiente de la colina y un anciano roble- fue el contexto desde el que se planteó la propuesta: «El roble define la geometría la casa, la línea de edificios construidos en el vecindario, su posición; y las copas de los árboles, la sección”. Con una superficie de 505 m2, la construcción tiene forma de trébol, pero cada una de las tres plantas adapta su geometría de manera específica, a fin de responder a las características del jardín y la calle vecina
La entrada en forma circular con paredes acristaladas y abiertas al jardín, se ha concebido con varias alturas que sirven para dividir, con sutilidad, el interior y sus diferentes usos. Y en este juego de áreas diáfanas, una escalera en espiral conduce al piso superior donde se sitúa el dormitorio principal.
La originalidad y singularidad de la vivienda se subrayan con los detalles especialmente diseñados. Uno de ellos, el revestimiento de aluminio sostenible en el primer piso, teñido en un tono bronce especialmente creado por los arquitectos. Otro, el uso del mobiliario, que adquiere en determinadas zonas una importante función para crear y definir espacios; y, sobre todo, en las curvas, que fueron un complicado elemento con el que lidiar a la hora de la construcción. Y para acabar, el motivo del trébol, enfatizado a través numerosos detalles como las mesas de café, los grifos o los pomos de las puertas. Sin olvidar la manera de combinar los materiales: el mármol blanco, el hormigón visto, la madera de roble y el latón pulido.