¿Te animarías a ponerte un traje de buzo para visitar un conjunto escultórico bajo el agua? El artista británico Jason Decaires Taylor fue pionero en crear un museo submarino. Sus obras descansan en las profundidades del mar Caribe, en el océano Atlántico a la altura de Lanzarote y ahora también en el Mediterráneo, frente a la costa de la ciudad francesa de Cannes.
El museo submarino de Cannes
El pasado día 1 de febrero se inauguraba este particular museo tras cuatro años de acondicionamiento de la zona. El proyecto— concebido concretamente para este lugar próximo a la isla de Santa Margarita— consistió en diseñar, elaborar y sumergir seis esculturas, de seis toneladas de peso y dos metros de altura cada una.
Estos rostros descomunales de Jason Decaires Taylor, seccionados por la mitad, se superponen unos a otros como si fuesen máscaras y actúan como iconos representativos del papel del cine y las artes escénicas de la localidad. En ellos han quedado retratadas personas que pertenecen a los alrededores del enclave: el propio Jason Decaires Taylor ha trasladado, de la escala real a la monumental, las facciones de un pescador, un niño o una anciana a partir de moldes.
El material con el que está construida la muestra es un cemento gris de gran durabilidad, cuya composición permite la perfecta convivencia con las distintas especies que habitan en esas aguas. La instalación es un ejercicio que aúna arte, ciencia y conservación del medioambiente.
Jason Decaires Taylor: arte medioambiental
No necesariamente las propuestas artísticas herederas del land art, ideadas en y para la naturaleza, implican un enfoque de responsabilidad ambientalista. Sin embargo, las obras de Taylor son fruto de una posición crítica en este sentido. Tanto es así, que la concienciación sobre los conflictos que atañen al hábitat marino supone el motor conceptual de su planteamiento.
Jason Decaires Taylor, instructor de buceo, naturalista, fotógrafo y escultor trabaja actualmente como director creativo del museo submarino de arte MUSA—situado en Cancún (México)—del que fue fundador. La labor en estos parajes tiene su origen en la necesidad de proponer ecosistemas submarinos alternativos, con un valor artístico añadido que sirva de reclamo para apartar a los turistas de las áreas más vulnerables.
Sus museos son, en definitiva, grandes instalaciones renombradas que aspiran a explotar las capacidades didácticas del arte. Y sus esculturas son, fundamentalmente, arrecifes de coral artificiales cuya finalidad es lúdica y estética, al mismo tiempo que aportan un beneficio para el entorno en el que se encuentran. En el proceso de planificación y producción, intervienen diferentes agentes adecuados que contribuyen a integrar sus piezas en el mar de forma eficiente para atraer a las especies y que estas hagan de ellas un nuevo hogar.