Nan Goldin: una vida en imágenes

La vida de Nan Goldin (Washington D.C, 1953) es un espejo de sus experiencias, amistades y deseos. Nacida en una familia de clase media judía, su infancia quedaría marcada a los once años por el suicidio de su hermana. Un hecho que condicionaría su mirada y forma de representar la muerte, la memoria y la fragilidad. Durante la adolescencia, abandonó el entorno familiar y se adentró en la escena underground neoyorquina, en los márgenes de las comunidades LGBT y trans. Entonces convivió y fotografió de manera tan descarnada como cuidadosa las adicciones, la sexualidad y las pérdidas. Un enfoque de lo marginal que recuerda a Diane Arbus; pero Goldin no observaba desde la distancia: se retrataba junto a ellos.

Su obra, íntima, directa y comprometida, es un asalto al deseo, al duelo y a la supervivencia. Así se muestra en su célebre serie The Ballad of Sexual Dependency (1979 y mediados de los 80), concebida como una película de instantáneas fijas en la que retrataba a amigos, amantes y la escena pospunk de Nueva York. Sus propios problemas de adicción, originados por el consumo de opioides tras una operación, la llevaron a fundar el grupo activista P.A.I.N., con el que sigue combatiendo las prácticas de la industria farmacéutica.

This Will Not End Well en el Pirelli HangarBicocca

This Will Not End Well es una exposición concebida como una relectura de sus propuestas, donde aflora su perfil de cineasta más que de fotógrafa. Su ubicación en Pirelli HangarBicocca, un antiguo complejo industrial convertido en centro de arte contemporáneo, subraya la monumentalidad del proyecto. En las proporciones casi catedralicias del enclave, la arquitecta Hala Wardé ha diseñado seis pabellones dentro de Le Navate, que envuelven las obras de Goldin en un entorno propio, íntimo y sonoro. El contraste entre la escala industrial y la fragilidad de las historias personales refuerza el sentido del proyecto: la vida privada convertida en experiencia colectiva.

Con este título, Goldin pone sobre la mesa la certeza de que la vida, el amor o la memoria siempre están al borde de la caída. Justo en el lugar donde la artista encuentra la belleza. En palabras de los comisarios, Fredrik Liew, Roberta Tenconi y Lucia Aspesi, el título “no es un lamento, sino una forma de honestidad”. This Will Not End Well es más que una profecía: es una poética de la verdad emocional. Todo se rompe, pero sigue brillando.

El cuerpo como frente político

El trabajo de Goldin camina entre lo íntimo y lo político. Cuerpo, enfermedad y deseo son, en su discurso, esferas de comunicación desde donde crear vínculos. También funcionan como un ritual de recuerdo compartido entre los individuos fotografiados y la autora. Amigos, amantes y supervivientes que, mediante la retícula de su lente, conforma una comunidad de afectos. Sin restricciones ni censuras. Los cuerpos y los sentimientos son como son, sin filtros. Como la lectura que la artista hace de los excesos y la vulnerabilidad en Memory Lost o en Sisters, Saints, Sibyls, que se exhiben en Milán.

Su porfolio es un mapa de relaciones sostenido por un activismo férreo con el que Goldin, testigo de esos márgenes, hace visible lo oculto. En The Ballad of Sexual Dependency nos enseña el inicio de todo y el retrato de su ambiente neoyorquino. Un activismo con el que sigue denunciando la hipocresía farmacéutica y la doble moral de la sociedad estadounidense. Sus creaciones sostienen una perspectiva empática, enseñando aquello que la sociedad prefiere ignorar.

Si durante los años ochenta capturó a su gente en plena crisis del sida —cuando los cuerpos enfermos se apartaban de la mirada pública—, hoy enfrenta al poder corporativo con la misma honestidad radical. “Mi trabajo siempre ha tratado de las personas que amo. Mi activismo también”, ha declarado. Por eso This Will Not End Well no puede entenderse sin este trasfondo vital. Para Goldin, el arte ha sido el refugio y, su protesta, una consecuencia inevitable. Tal vez nada termine bien, pero en su obra persisten la llama de lo vivido y la resistencia ante ese final anunciado.

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