The Fluid Force of Love. Jan Fabre cuestiona las etiquetas del género

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The Fluid Force of Love, la última creación del artista belga Jan Fabre con su compañía Troubleyn. Un estreno mundial que tuvo lugar en el Teatro Central de Sevilla a principios de mayo.

The Fluid Force of Love de Jan Fabre se estrena en Sevilla

Plat significa llano en francés. Es también una sinécdoque de Bélgica —le plat pays—, cuya llanura no permite que los nubarrones llegados del mar del Norte se escondan por valles y montes. El país en sí deja las cartas sobre la mesa —con poco que esconder—, al igual que la escenografía de The Fluid Force of Love, la última creación del artista belga Jan Fabre con su compañía Troubleyn. Un estreno mundial que tuvo lugar en el Teatro Central de Sevilla a principios de mayo.

The Fluid Force of Love. Jan Fabre. Troubleyn

Pupitres y sillas pueblan un espacio en el que se sienta cátedra sobre lo más personal: nuestra sexualidad, nuestro género, cómo definimos lo que somos en público o cómo nos expresamos en la intimidad. Pero el escenario es de todo menos íntimo: sus luces crudas, la música machacante por momentos y las mesas inamovibles nos recuerdan que nuestra sociedad necesita poner etiquetas a nuestras pulsiones, porque ellas dan muestra de nuestra libertad.

The Fluid Force of Love. Jan Fabre. Troubleyn
The Fluid Force of Love. Jan Fabre. Troubleyn

Así lo representan los cuerpos de los bailarines de Jan Fabre que intentan deshacerse de unos trajes sastre que los comprimen anulando su identidad, no sin antes transformar las prendas en ropa infantil, en instrumento de ahogo o en vestimentas sugerentes de una privacidad más alocada.

The Fluid Force of Love. Jan Fabre. Troubleyn

The Fluid Force of Love. Una cuestión de género

Ochenta minutos es la duración de The Fluid Force of Love. En ese tiempo, Jan Fabre no da tregua al espectador. Enumera todas las definiciones de género que manejan por igual políticos y medios de comunicación: homosexualidad, intersexualidad, heterosexualidad, asexualidad, transgénero… Y ya que estamos, se pasea también por algunas filias para engordar el catálogo de denominaciones. Los bailarines declaman sus preferencias como alumnos displicentes, pero una voz vuelve siempre a cuestionar esas categorías y a plantear algo mucho más básico y esencial: ¿no nos basta con nuestra humanidad?, ¿no es suficiente nuestra necesidad vital de amor?, ¿no somos, acaso, seres anhelantes de un fulgor de eternidad?

The Fluid Force of Love. Jan Fabre. Troubleyn
The Fluid Force of Love. Jan Fabre. Troubleyn

Crear es la acepción de la voz griega poiein, que ha dado lugar al término poesía. Los actores-bailarines de Fabre ya no tienen que declamar más máscaras porque para eso ya están aquellas palabras que ponen límites al deseo. Sin embargo, sí sienten el deber poético —y semántico— de subirse a las mesas para escenificar dichas etiquetas que protegen nuestra conciencia individual, pero que, a la vez, se convierten en nuevas cárceles conceptuales donde encerrar la fuerza fluida del amor.

The Fluid Force of Love. Jan Fabre. Troubleyn

Roland Barthes, el gran semiótico francés, nos incitaba ya en 1975 a desconfiar de las tipologías en torno a la sexualidad y a escapar de sus significados. Casi 50 años después, Jan Fabre, desde su semiótica —la del escenario habitado por cuerpos hambrientos de verdad— nos invita a la misma liberación: transgredir hasta la misma palabra, hasta decir no al encorsetamiento del género.

En este enlace puedes ver otro artículo sobre la gran obra de Jan Fabre: Mount Olympus

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