Disfrutar de experiencias sensoriales y sacar partido a los beneficios del agua es lo que han conseguido los arquitectos alemanes de 4a con este proyecto: la renovación de las Termas de Viena. El estudio, localizado en Stuttgart y especialista en realizaciones de este tipo, ha creado el balneario más grande de Austria en una zona, los jardines de Oberlaa, donde las cualidades terapéuticas de sus dos fuentes de agua sulfurosa ya eran apreciadas en tiempos de los romanos.
Construido en 1974 y reabierto en 2011, este inmenso spa ha sido transformado de forma espectacular y se erige en una explanada verde con diferentes edificios de volúmenes asimétricos y cerramientos acristalados en la mayoría de sus fachadas. Las instalaciones, que llegan a alcanzar tres plantas en su punto más alto, se integran a la perfección en el entorno. De hecho, el césped para tomar el sol y las piscinas al aire libre componen una transición suave entre este complejo lúdico y el parque que lo rodea.
Pasear por la orilla de un arroyo e ir encontrando diferentes piedras probablemente fue lo que los romanos hicieron en este lugar. Por eso es la naturaleza la verdadera fuerza impulsora del proyecto. El visitante accede a través del nacimiento de las dos fuentes, donde se encuentra el vestíbulo, para seguir su curso aguas abajo e ir pasando por lo que el estudio denomina “piedras temáticas”: diferentes áreas que acompañan al manantial en su camino. Éste se ensancha y se estrecha para sorprender al visitante con numerosos escenarios y perspectivas. Siguiendo la corriente, hallamos la Piedra de la Belleza. Pasando el área termal 1, se encuentra la Piedra de la Relajación. Continuamos hacia el área termal 2, para remontar la Piedra de la Aventura hasta alcanzar la sauna, la zona de masajes y, por último, el gimnasio.
A la variedad de atracciones acuáticas se suma el tratamiento arquitectónico que convierte este espacio, que inicialmente podría ser anodino y aséptico, en una sucesión de ambientes y atmósferas confortables. Para dar vida a las etapas del entretenimiento y del descanso, 4a se ha inspirado en los colores de las cuatro estaciones del año. El punto de mira lo han focalizado en los techos. Mosaicos compuestos de gruesas pinceladas de color entretienen la mirada del cliente que se relaja en las tumbonas, nada en las piscinas o se lanza por los toboganes.
Los usos cromáticos, los materiales -el techo de las zonas de transición es de madera para amortiguar los ruidos-, y la importancia dada a la iluminación, son los tres puntos fuertes de este centro. Otro guiño de color: la sauna femenina exhibe mosaico vítreo rosa y suelo en color cáscara de huevo, mientras que la masculina presenta suelos de madera oscura y mosaico vítreo rojo.