La industria de Jingdezhen ha cocinado durante siglos la porcelana que ha convertido a la localidad en la capital de la cerámica china. Los hornos de barro estaban al servicio de la población hasta que —transcurridos los dos o tres años de vida útil— se desmantelaban, y sus ladrillos se donaban para que se fundieran con los edificios de alrededor.
Zhu Pei homenajea la tradición de la cerámica china
La urbe china, huérfana hoy de sus símbolos, ha hecho un homenaje a la cerámica china con el proyecto del Studio Zhu Pei: la sede del Imperial Kiln Museum. La estructura abovedada de estas calderas tradicionales se traslada a las gigantes cúpulas que cubren las ruinas de un antiguo complejo industrial. La metáfora es clara: la historia de la ciudad vuelve a cocerse en un gran horno.
La narración del Jingdezhen Imperial Kiln Museum
El volumen del Jingdezhen Imperial Kiln Museum se ha trabajado con la habilidad narrativa de una buena novela. La fuerza escultórica de las cubiertas nos genera la tensión necesaria como para atraernos e invitarnos a entrar. La materialidad de estos caparazones nos presenta unos elementos que empatizan con el paisaje de ladrillo y nos apartan del rechazo a las formas extrañas. Esconden su verdadero tamaño bajo el nivel de la calle y solo dentro de ellos descubriremos el desenlace final de la trama.
Cuando atravesamos el umbral, abarcamos el contexto con un vistazo rápido y nuestra atención se centra en el tratamiento que la propuesta hace del sólido respecto al vacío. En todo momento nos acompaña la presencia histórica del ladrillo, las cúpulas se suceden con el ritmo que marcan los recorridos, los espacios exteriores se transforman hábilmente en interiores abiertos, lo cóncavo se convierte en convexo. Y la luz resbala por las intersecciones y los cortes o, simplemente, cae a través de los pequeños orificios de los techos.
El monólogo de alturas y bóvedas podría resultar raro si la pieza no dialogase delicadamente con su entorno. No es necesario renunciar a la valentía de un diseño espectacular siempre que se haga en favor del paisaje urbano. La ciudad es el límite que las cualidades de cualquier proyecto nunca deberían traspasar.