Desde que se conocieron en 1999 en la Design Academy de Eindhoven —semillero de algunos de los talentos más audaces y transgresores de la última década—, Lonneke Gordijn y Ralph Nauta supieron que compartían una visión: crear un lenguaje artístico que trascendiera categorías, fusionando arte, tecnología y naturaleza en nuevas formas de percepción sensorial.
Entre lo natural y tecnológico: el alma de Studio Drift
El trabajo de Studio Drift responde a una pregunta fundamental: ¿puede la tecnología acercarnos a la naturaleza? Y en esa aparente contradicción —un oxímoron que ellos mismos asumen sin reparos— se sitúa el núcleo de su obra y su propia esencia. A medio camino entre la fascinación de Gordijn por lo natural y el amor de Nauta por la ciencia ficción, sus obras proponen una reconciliación, —o al menos un intento de traducción, de punto de encuentro— entre el mundo orgánico y el que ha sido creado por el ser humano.

El dúo afirma que el proceso para llevar a cabo sus piezas puede durar de dos a cinco años: la complejidad tecnológica debe estar al servicio de la emoción. Y el resultado son obras que, a pesar de su alma robótica, conservan un gesto universal: flores mecánicas, insectos eléctricos, figuras que respiran, estructuras que flotan, enjambres de ledes voladores que bailan en el cielo. Desde entonces la fundación de Studio Drift en 2007, se han sucedido exposiciones, individuales y colectivas, premios, menciones de honor y creaciones que han ido incorporando a las colecciones permanentes de museos y centros de arte. Entre ellos el LACMA, el Rijksmuseum, el SFMOMA, el Stedelijk Museum o el Victoria & Albert Museum.
Dos instalaciones icónicas en el MUSAC de León
Este 2025, su sólida y fulgurante trayectoria se consolida con la apertura en Ámsterdam del Drift Museum, lo que les convierte en unos de los escasos artistas —vivos y muertos— que cuentan con un lugar de exhibición propio que recoge su obra. Pero antes de que eso ocurra, Studio Drift inaugura la temporada artística en el MUSAC de León con su primera exposición en España, que incluirá dos de sus obras más representativas: Meadow y Amplitude.


Suspendida del techo como un paisaje invertido, la instalación Meadowrecrea la fugacidad de las estaciones y sus propósitos transformadores. Esculturas florales mecánicas que se abren y cierran a través de sensores, reaccionando a la presencia del espectador y desplegando sus pétalos como si este fuera el sol. Una experiencia inmersiva con la que los artistas exploran la manera en que un objeto artificial —una criatura botánica— puede imitar el dinamismo y la sensibilidad del reino vegetal e interactuar en armonía con el entorno.
Otra de las instalaciones que llevarán al MUSAC es Amplitude, que emula el movimiento y la frecuencia compartida de los ritmos incesantes que se producen en el planeta, como las olas del mar. Compuesta por tubos de vidrio ártico, se mecen mediante un mecanismo de contrapesos con una coreografía hipnótica de luces y reflejos, que imita el equilibrio dinámico de la naturaleza. Cada elemento actúa individualmente, pero también como parte de un conjunto que pulsa y respira al unísono, ofreciendo al visitante una experiencia de calma, asombro y conexión profunda.
Hasta el 19 de octubre, el MUSAC nos brinda la oportunidad única para descubrir en primera persona el universo poético y tecnológico de Studio Drift. Una muestra que nos recuerda que en un presente hiperdigitalizado, todavía sigue siendo posible detenerse y observar cómo toda late bajo la superficie.
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