La pista de esquí cubierta de Madrid ha llevado a cabo una reformulación de su espacio, de la mano del estudio Stone Designs, con la intención de que sus visitantes tengan que hacer memoria para recordar que están en una experiencia artificial. Grandes áreas, nuevos materiales y hasta soluciones acústicas vertebran este giro de 180 grados.
“Sigue tu curso, nieva, haz tiempo frío, / cubre el campo de plata, escarcha y hielo”, escribió Lope de Vega. “Cierra la ventana que refresca”, dijeron las abuelas. En ambas expresiones hay una convicción clara de que la realidad está ahí afuera, que no es imposible inventarla y que, de haber vivido en una época como la actual, se habrían lanzado con los esquíes a la nevada. La idea que, en cambio, ha tenido SnowZone Madrid es la contraria: recrear, desde dentro, la sensación de que se está donde se cree estar.
La nueva experiencia de una pista de esquí en Madrid
Hasta ahora, se mantenía el concepto de que a SnowZone se “entraba”, como si fuera algo cuadriculado o amurallado, debido a que se trata de una pista de esquí cubierta. Pero en la vuelta de tuerca planteada por el equipo Stone Designs, este enclave de nieve indoor pretende transmitir el efecto de “salir” de la raigambre metropolitana. Y para conseguirlo se ha de hacer desde un interior completamente renovado, comenzando por un enorme espacio central flanqueado por soportales.
El objetivo es sencillo: tener la impresión de estar protegidos de la nieve y el frío como si se estuviese en los Pirineos, Sierra Nevada o los Alpes. Esa plaza diáfana, sin barreras arquitectónicas —con un aumento de hasta un 30% respecto al exterior— no solo está iluminada con lámparas que inevitablemente recuerdan a nubes de ventisca, sino que está diseñada para ampliar la oferta que reciben los esquiadores.
Del color a la madera: todo pensado por Stone Designs en SnowZone
Asimismo, la plasmación de un interiorismo a la altura de las circunstancias requería un ojo puesto en los detalles. Como que los materiales utilizados no tuvieran simplemente una finalidad estética acorde a lo que cualquiera se podría encontrar en una pista de esquí, sino que de veras pudiesen ser usados en dichas condiciones de montaña y alto tránsito de visitantes.
De ahí que tengan tanto capacidad fonoabsorbente —la suma de ruido natural y de avalancha de personas es uno de los grandes problemas acústicos de las estaciones de esquí— como una alta resistencia. Ejemplos de esto último, son la madera escogida para suelos y mobiliario: no sobrecarga visualmente y se percibe como un diseño vernáculo de estos parajes; también la moqueta, que aporta trazas de suavidad sonora y el azulejo, cuya dureza evitará el deterioro de ciertas zonas.
Este interiorismo con filosofía recuerda a otros interiores de ambientes públicos.
La única pista de nieve indoor de España está en el kilómetro 23 de la calle Puerto de Navacerrada, en Arroyomolinos, Madrid, dentro del complejo conocido como Xanadú.
En el año 1995