En el festival NYCxDesign celebrado en mayo de 2018, en Brooklyn el grupo de artistas United Visual Artists presento la obra Spirit of the City. Los UVA son un grupo de artistas fundado en 2003 por Matt Clark, que siguen la influencia británica comenzada de los Ybas. En la cual un grupo de artistas con diversas personalidades establecen una relación de retroalimentación artística. Los UVA experimentan en su mayoría con la instalación y la luz. Sus obras muestran influencias de importantes artistas como Dan Flavin asociado al arte conceptual donde el pensamiento del espacio y la intervención en el mismo genera un lenguaje y un dialogo entre la obra, el contexto y el espectador. Mucho de ello tiene la instalación de Brooklyn Spirit of the City. Ejemplo de ello es la frase de Matt Clark en relación a la misma “Cuando uno está caminando alrededor de la instalación se tiene en cierto modo una sensación de reorientación”.
Al observar esta instalación no se puede evitar recurrir a precedentes artísticos como artistas de carácter minimal que repiten elementos planos generando un ritmo narrativo como Donald Judd. Sin embargo, en este caso el espectador cobra un gran protagonismo al poder participar en la obra, ya que tiene la capacidad de transitar por toda la instilación y por lo tanto establece una relación íntima y un dilago con la pieza. No podemos olvidarnos de las columnas de Buren en el Palais Royal de Paris de 1986. Que proponen al espectador el mismo ejercicio para la compresión total de la obra y la aprensión a la misma. Pero en este caso se encuentra un nuevo elemento ya que las columnas reflejan la luz. Elementos con los que ya han experimentado otros artistas entre los que cabe destacar al belga Olaffur Eliason, quien utiliza un concepto similar en sus esculturas. Sin embargo, Matt Clark, se ha inspirado en la ciudad de Nueva York, famosa por su alta densidad de población y por ser un paradigma de la vida cosmopolita, donde el transeúnte en muchos casos es abrumado por el ritmo deshumanizado de la ciudad. Y ha recurrido para ello a espejos dorados.
La instalación trasmite la sensación de encontrarse ante elementos urbanos. A modo de un rascacielos, la instalación sugiere la inserción del mismo en la ciudad, exponiendo al transeúnte a una imagen difusa de su propia realidad urbana. Así la obra establece el debate y la reflexión en torno a las realidades de la vida moderna. Columnas rectangulares de color dorado alusivo a un mundo de lujo, que nos hacen reflexionar sobre nuestro papel en la sociedad de consumo, la identidad del ser humano y la capacidad de actuación y libertad de uno mismo. Estas esculturas poseen movimiento que fluctúa según el momento del día.