El estudio Multitude of Sins, ubicado en Bangalore (India), ha diseñado al completo su espacio de trabajo en cinco días. Un juego de texturas, grafitis, estampados, color y estilos al que han llamado Sin City.
La identidad gráfica de Sin City
Una de las tareas más difíciles de un creativo es, probablemente, tener que dibujar su propia marca. Crear una imagen que defina lo que hay detrás del propio perfil es una ardua labor que pocos se atreven a llevar a cabo. ¿Y si no conecto correctamente mi filosofía con mi logotipo? ¿Y si un cliente visita mi estudio y no me ve representado? En muchos casos, estas preguntas quedan sin respuesta o bien es otro profesional el encargado de contestarlas.
A este ejercicio de valentía se ha enfrentado —con éxito— el estudio de interiorismo indio Multitude of Sins (MOS) hace unos meses. Ubicados en Bangalore, al sur del país, han diseñado al completo su espacio atendiendo a cada rincón y lo han hecho, además, en un tiempo récord: cinco días. Sin City —que es como se denomina el proyecto— define a la perfección el caos organizado. Multitud de detalles protagonizan las esquinas de las salas de trabajo que, al igual que las paredes, están customizadas e intervenidas por los propios creativos del estudio.
Multitude of Sins y su apuesta por el grafiti y la textura
Usando el blanco y el negro como base, las posibilidades que ofrecen las pinceladas verde flúor, azul o rosa resultan infinitas en una oficina de 93 m2. Personajes circenses con contorsiones imposibles, caricaturas grafiteadas en la pared y mensajes como “Stay Weird” o “Sometimes I Was Normal” constituyen al completo la personalidad de MOS. Además, cada una de estas originales piezas guarda una historia particular. Los elementos que conforman todas estas pequeñas y grandes esculturas nacen de propuestas pasadas, por lo que el reciclaje está también muy presente en su discurso. En este juego anárquico de estampados y texturas quedan representados variedad de estilos y modas, como el otaku, el neofuturista, el Memphis o el victoriano, que enriquecen todavía más esta propuesta experimental.
En cuanto a la distribución, el área más amplia la ocupa la entrada: una zona con varios puestos de trabajo que culmina con un pequeño balcón al exterior. El resto de estancias, cerradas por un office, quedan divididas simétricamente con dos baños y dos salas de reuniones a cada lado. Como espacio laboral, Sin City reformula los cánones más asentados respecto a lo que hoy entendemos por work spaces. Para ello, se ha focalizado en el color, la gráfica y el collage. Una mirada fuera de caja que funciona como un puente entre lo real y lo imposible, y cuyo enfoque genera la fuerza y la energía suficientes como para inspirar e impulsar grandes ideas.
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