La interacción entre el objeto diseñado y el usuario suele establecerse en función de su utilización práctica, del confort, o de la relación estética y sensible cuando tocar es algo más que una experiencia sensorial. La serie Vari, ideada por el estudio mexicano de diseño y arquitectura Esrawe, trabaja sobre este último concepto con unas lámparas que se encienden sin interruptor. Gracias al movimiento, el que imprime el usuario sobre la pieza, se hace la luz según las leyes mecánicas del equilibrio o el contrapeso. Unas premisas que nos recuerdan al arte cinético, aplicado esta vez a “esculturas funcionales” que salen de los museos para entrar en nuestros hogares.
Con materias nobles como el bronce y la madera de nogal, la colección consta de cuatro obras que alumbran su entorno por reacción al contacto, al encontrar un punto de equilibrio o al resolver la ecuación entre peso y posición. Las luminarias, asombrosamente sencillas, invitan a interactuar con ellas ya que funcionan como interruptores en sí mismas. De este modo, el proyecto consigue que el usuario pase de un gesto reflejo a una acción voluntaria, lúdica y consciente. Y tiene todo el sentido. Vivimos en plena vorágine digital, donde la información se gestiona con la yema de los dedos. Esrawe lo ha visto claro: hacer del objeto algo parecido a un dispositivo táctil.