Sebastian Herkner fue reconocido diseñador del año 2019 en Maison&Objet
Así son los trabajos de Sebastian Herkner, un creador alemán que ecualiza con éxito ese difícil equilibrio entre tradición e industria.
Reconocido como diseñador del año en la pasada edición de Maison & Objet, Herkner mira hacia la producción sin olvidar elementos como la sostenibilidad y el lenguaje secreto de los materiales.
“El diseño es la mejor manera que tengo de expresarme. Es una forma de existir”. Así define su profesión Sebastian Herkner. De este referente del diseño alemán contemporáneo se subraya su juventud (37 años) y su prolífica carrera: en 2018, tenía 21 proyectos en preparación para 18 empresas y numerosos productos para su firma. Se alaba también su compromiso con la sostenibilidad, su respeto por las técnicas de manufactura artesanal y su labor de rescate del patrimonio tradicional. Y lo cierto es que Sebastian Herkner ha tenido siempre las metas claras. Ha crecido sin desviarse de su propósito: una exquisita selección de materiales, el protagonismo del color y un perfeccionismo en la expresión formal.
De aspecto juvenil y sencillo, de hablar pausado y cercano, se aleja del perfil de diseñador estrella, aunque hoy su talento sea uno de los que más brillan en el competitivo mundo de las ferias y productoras de mobiliario. Sin duda, su presencia constante en el Salón del Mueble de Milán y su actitud abierta al diálogo y al aprendizaje le han ayudado a ganar poco a poco la confianza de las firmas que hoy cuentan con él en sus catálogos: Moroso, Cappellini, Sancal, Linteloo, Gubi, Pulpo, Rosenthal y Dedon, por citar algunas. Los grandes premios internacionales no se le han escapado tampoco: Designpreis Deutschland 2011, Red Dot Design Award 2010, Wallpaper* Design Awards 2014, Design Plus o Interior Design Best of the Year 2014. En 2016, fue Invitado de Honor y responsable de concebir la vivienda del futuro en la sección Das Haus de la feria imm Colonia, y ahora ha llegado el reconocimiento de Maison & Objet. Ya juega en la liga de los grandes.
ROOM Diseño.- Con tantos galardones, entiendo que tiene autoridad para definir qué es buen diseño.
Sebastian Herkner.- Eso lo supe desde que comencé. Diseñar es pensar y hacer objetos responsables. Mirar la forma en que buscamos las fuentes, tener cuidado en todo el proceso con los materiales, con la producción, con la gente que realiza las piezas, con el uso que se les dará. Ya no se pueden hacer tonterías que usamos una vez y luego tiramos. Esa es mi idea de calidad. Entiendo el diseño como un compañero, como algo duradero que está contigo toda la vida, por eso los detalles son importantes.
R.D.- Desde sus comienzos, en 2006, hasta ahora, ¿se ha trazado objetivos concretos?
S.H.- Siempre he tenido objetivos claros y estoy orgulloso de mi camino, de mi manera de relacionarme con quienes trabajo para lograr resultados comunes. Soy emotivo y ambicioso. Y desde el principio he podido sostener la filosofía del estudio: combinar la aplicación de tecnología con la manufactura artesanal trabajando de una manera honesta y responsable. Y si mi objetivo era buscar el producto perfecto, me he dado cuenta de que en lo imperfecto también hay mucha belleza.
R.D.- ¿Es difícil lograr ese equilibrio?
S.H.- El diseño no es algo que pueda hacer yo solo. Necesito a otros. La sabiduría está en encontrar esos partners, en saber observar y escucharlos, conocer sus valores e interpretarlos, tanto con las empresas que te hacen encargos, como con los equipos y los artesanos con los que trabajarás. Ellos tienen su saber y hay que respetarlos. Y, a la vez, debes explicarles lo que tú quieres y hacerlos receptivos a tus propuestas. Sin ese diálogo no se puede avanzar, ni trabajar juntos, ni llegar al producto final.
R.D.- ¿Cómo reacciona ante los obstáculos, ante las dificultades que surgen en todo proceso de diseño?
S.H.- El diseño siempre es un reto, porque es como una montaña rusa. El desafío está en lograr ese compromiso del que hablé antes. Y en ser paciente. Tenemos que aprender a tener paciencia en todos los pasos que implica un proyecto: la elección de materiales, las pruebas, los presupuestos, tomar decisiones, desarrollarlas. Vivimos en un mundo que exige inmediatez, y ya no respetamos ni el valor de los productos ni la producción, pero respetar el producto es respetar su tiempo.
Fórmula o no, este modus operandi ha dado coherencia a su creatividad, y es justamente lo que ha marcado su proyección internacional. Formado en la Universidad de Arte y Diseño de Offenbach —ciudad cercana a Munich en la que vive y dirige un estudio de seis personas provenientes de diferentes países—, su actitud transversal se ha manifestado en una variedad de tipologías y propuestas de mobiliario: sillas, sofás, espejos, estufas, lámparas… Todo realizado con una amplia y refinada gama de materiales: cristal, mármol, cerámica, piel/cuero, mimbre y delicados textiles. Y con un propósito: lograr en sus objetos una síntesis sutil que transmita reflexión y cosmopolitismo, pero, sobre todo, que invite al placer del tacto. “Somos seres humanos”, nos dice sonriendo, “queremos algo cálido, caliente, suave…”.
Su primera gran pieza fue Bell (2009/ClassiCon). Esta elegante mesa formada por un tablero de metal y apoyada sobre una base de cristal de color —soplado a pulmón en una fábrica de vidrio bávara de varios siglos de antigüedad— se convirtió en best seller tres años después de haberla presentado. Otra vez el tiempo y la paciencia fueron sus aliados. Y fue una pasantía en Stella McCartney en Londres la que fomentó en Herkner su percepción del cromatismo y las texturas. “Aprendí que el uso del color en el mobiliario es consustancial al proceso de creación desde el primer momento. Muchos diseñadores dejan esta decisión para el final, pero para mí es fundamental verlo desde el principio. Saber jugar con los colores da mucha personalidad al producto, resalta sus virtudes, lo hace especial”, nos dice a modo de manifiesto alguien para quien Zimbabue, Filipinas, Colombia, Marruecos o Japón forman parte de su imaginario y lo empujan a no temer la mezcla, la superposición, el contraste de formas y materiales.
R.D.- Su hashtag de Instagram es #travelingdesigner. ¿Hasta qué punto los viajes y las experiencias multiculturales alimentan sus influencias y su inspiración?
S.H.- Viajar es una manera fantástica de conocer nuevas fábricas o entender técnicas o artesanías locales, que pueden ser el punto de partida para impulsar un nuevo diseño. La artesanía habla de la identidad de una comunidad, de una ciudad, de una zona. Necesitamos a esos expertos. Tienen el conocimiento, son capaces de transformar ideas en objetos aceptando nuevos retos cada vez. Trabajar con artesanos es una gran inspiración para mi trabajo.
Un claro ejemplo de todo esto es la línea Sala, para la marca alemana Ames GmbH, una colección de accesorios y complementos de decoración — mantas, cojines, jarrones, cestas y cuencos— que mezcla tecnología germana con técnicas ancestrales de Colombia, y en la que destacan la serie de alfombras Nudo y la serie de cerámica negra Barro.
R.D.- Le gusta remarcar que lo suyo es “interpretar contextos”.
S.H.- Y transformarlos. No soy alguien que solo piensa en la función de un objeto o en su belleza. Soy curioso y realmente quiero añadir carácter, dar un alma, una personalidad al producto. Por eso a veces lleva años terminarlo. No se puede presionar a una idea. Debe fluir.
R.D.- Con una asidua e importante relación profesional con grandes marcas y con la posibilidad de viajar y contrastar lo que pasa en distintos países, ¿cómo valora el escenario actual del diseño?
S.H.- Tengo problemas con las tendencias. Es más emocionante ir a contracorriente y salir de la uniformidad. Cuando se usan las líneas finas, yo voy por el trazo grueso y robusto, como con mi colección de sofás y sillas Pipe para Moroso. En imm Colonia me atreví a hacer una casa textil. Los papeles pintados están volviendo lentamente, las cortinas quizás pronto también, pero no me asusta crear algo realmente nuevo. La variedad y lo distinto es lo que me llama la atención y me da energía. Creo que los creadores tienen que pensar qué les falta a las firmas. Hay que adelantarse y provocar cambios en la sociedad. El diseño es una constante revolución.