El objeto de estudio que nos ocupa, el modelo Seating Stones de la firma alemana Walter Knoll, me sugiere su adaptación natural no solo estética sino esencial al espacio. Sus autores, los arquitectos de la oficina holandesa UNStudio, han sabido transmitir la movilidad propia del origen de los muebles a través de sus líneas y de la concepción modular de un sistema que con sus curvas orgánicas inspira robustez y solidez por una parte, y ligereza y suavidad por otra.
El juego o la parte lúdica que puede impregnar un objeto de uso cotidiano se observa de un modo especial con la libre disposición de sus partes, permitiendo adaptar su forma final al entorno donde se encuentre. La arquitectura que conforman sus elementos se muestra con libertad y se maneja de manera dinámica y propia, lo que permite la exploración del espacio de una forma nueva, haciendo especial hincapié en la creación de nuevas sinergias posturales y relacionales que posibilitan los módulos. Se evoca con este diseño el origen de algunas piezas de mobiliario que en otras épocas fueron pensadas para hablar, para sentarse y poder compartir la conversación con otras personas, en este caso trascendiendo del individuo y ampliando hacia la colectividad.
La gama de colores puros y esenciales propaga con sus reflejos efectos cromáticos nuevos y se diferencia de las superficies típicas de un sofá, evocando hojas, rocas, y a la vez materiales de última generación, lo que deja lugar para la imaginación del usuario. Cuando este reposa para descansar o leer, lo puede hacer tanto envuelto en el pétalo de una rosa como estirado en la tapa de un dispositivo móvil.
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