El salón Say No Mo diseñado por los ucranianos Balbek Bureau, reivindica ser completamente objetivo en cuanto a género y erradica todo signo asociado a un centro de estética
Un centro de estética no tiene sexo
Vivimos en una sociedad que continuamente intenta alejarse del costumbrismo y normalizar las diferencias y casuísticas que se dan en el día a día. Pero, aunque la lucha es activa, aún queda mucho por cambiar. En el cromatismo sigue rigiendo uno de los mayores estereotipos; partiendo de la asociación del azul con lo masculino y del rosa con lo femenino, se ha tratado de declarar neutrales otros colores como el blanco, el amarillo o el verde. Sin embargo, en una época donde se ha conseguido que la revista femenina más importante del mundo publique en portada a un hombre con falda, nos planteamos si, en lugar de definir la neutralidad, no sería mejor borrar los clichés existentes.
Este dilema se hace presente en el salón Say No Mo diseñado por los ucranianos Balbek Bureau, que reivindica ser completamente objetivo en cuanto a género y erradica todo signo asociado al diseño de un centro de estética. Nos encontramos entonces ante un sitio lleno de gris y beis, con metales que huyen de la provocación para asentarse en otro tópico: identificar la ausencia de color con lo neutral.
Balbek Bureau. La personalidad está en la textura
Dejando a un lado la tonalidad, el establecimiento —de 200 m2 y 4 metros de altura— exhibe una delicadeza y una elegancia supremas. El estudio se ha focalizado en las texturas y los acabados para imprimirle personalidad; desde soldaduras vistas hasta lavabos compuestos por bañeras de bebé de la época soviética, pasando por veladuras de pintura o salas de pedicura que se convierten en zonas de cóctel. Todo tiene cabida en este singular centro de estética.
El acento principal se localiza en la recepción, donde un arco de hormigón –moldeado in situ con efecto “demolido”– nos da la bienvenida como metáfora que simboliza la ruptura con los estereotipos de la industria de la belleza. Una metáfora que se podría extender hasta decir que lo bello radica en la naturalidad y la frescura de los materiales más comunes. El contrapunto a la brutalidad de esta pieza lo protagoniza una lámina de acero con una terminación en dorado, que guía al visitante a través de los diferentes ambientes y unifica las estancias con un aire distinguido y lujoso.
Cierran la composición numerosos detalles que crean un espacio acogedor a la par que original, como la combinación columpio-hamaca que puebla los perfiles de Instagram, o la antigua pileta de dos metros de profundidad en el suelo que, ahora llena de pelotas de goma azules y cubierta con un cristal, es el único toque de color del salón.