Fernando Barrios Benavides, Yuri Pol y Raúl Bravo mostraron en la exposición colectiva Saint Blaise —organizada por ART YOU READY? y The Sibarist— diversos retratos de las afueras de las ciudades. Una reflexión no solo sobre su estado actual, sino también sobre todas las posibilidades que ofrecen.
Tres formar distintas de mirar la periferia en The Sibarist
Saint Blaise es un barrio imaginario en el que caben las periferias de casi cualquier gran ciudad. Un paisaje urbano sumergido en procesos de envejecimiento y deterioro, alejándose cada vez más del optimismo con el que nacieron: albergar grandes cantidades de población que abandonaron los entornos rurales convencidos de que en la urbe les esperaba un futuro mejor. Ese mismo barrio se trasladó al invernadero de The Sibarist —durante la pasada edición de ART YOU READY? Del 28 de septiembre al 5 de octubre— y tres artistas hablaron de él dentro de una muestra colectiva que compartió nombre con esos suburbios.

En ella, Yuri Pol fue captando esos instantes que alguien parece haber colocado ahí a propósito, metáforas ignoradas por el resto del mundo en las que nadie repara; como un espejo roto junto al tronco de un árbol que refleja en múltiples fragmentos sus ramas, sus hojas o una especie de copa de vino gigante —que quizá en su día cumplió con una función publicitaria— abandonada en un solar. Por su parte, Raúl Bravo recorrió distritos madrileños como el de San Blas acompañado de sus cuadernos, donde presentaba los apuntes y bocetos que tomaba de las sucesiones de edificios, tejados y antenas superpuestas. Mientras que, Fernando Barrios, realizó esculturas mezclando colores brillantes y alegres —casi infantiles— con escombros recogidos del poblado de infra viviendas que se encuentra junto a su estudio. Un ejercicio con el resignificó unos materiales que, seguramente, hayan tenido varias vidas y numerosos usos.


Saint Blaise: problemas y esperanzas
Con estas visiones distintas de un mismo tema, en Saint Blaise se buscaba reflexionar sobre la morfología y la degradación de estos lugares, que en su momento prometían innovaciones constructivas, habitacionales, avances tecnológicos y comodidades que hoy en día no son capaces de ofrecer a quienes los habitan. Pero también pretendía involucrar el pensamiento crítico del ciudadano y, en última instancia, poner una nota de esperanza: ¿Qué posibilidades de mejora poseen? ¿Cómo podrían transformarse? ¿Qué atractivo es capaz de hallar en ellos tres artistas que los interpretan a través de su ojo, su mano y sus propias experiencias?

De este modo, en la exhibición se combinaron fotografías, collages, cuadros de diversos tamaños y técnicas, cuadernos de artista y esculturas que hacían alusión a un mismo universo, a pesar de no compartir idéntico lenguaje. Como resultado, el conjunto no solo evocaba ese mar de viviendas envejecidas y de estructuras degradadas cuando pensamos en este tipo de zonas —si es que alguna vez lo hacemos—, sino también una mirada más atenta, más pausada. Esferas de reloj congeladas en el tiempo en una de las instantáneas de Pol; el mismo cemento que se utilizó para construir bloques de apartamentos en los lienzos de Barrios o el gran cuaderno de Bravo, donde daba una segunda vida a bocetos que una amiga suya desechó para retratar, tejado a tejado, una ciudad entera.
Yun Pol, Raúl Bravo y Fernando Barrio Benavides.