Safe from Harm. La fragilidad del paisaje tras un velo

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Tomando el textil como arma y la fotografía como altavoz, el artista Neal Grundy eleva su protesta medioambiental en forma de land art. Con telas de colores vibrantes, recubre partes de los acantilados de tiza del sur de Inglaterra para hacernos más conscientes de un problema ambiental: la erosión de la roca como fin de un paisaje icónico.

De Christo y Jeanne-Claude a Neal Grundy

En el imaginario colectivo, se cubre aquello en lo que queremos despertar cierto misterio. Nos lo demostraron Christo y Jeanne-Claude, fieles defensores de que “todo lo que está tapado recibe una atención que no recibiría si estuviera descubierto”. Fue así como el mundo miró con asombro la costa australiana en lo que sería una de sus primeras instalaciones de land art: Wrapped Coast (1969). Un lago de plástico opaco y reflectante que desafiaba la belleza innata del mar, remarcando la silueta rocosa de la bahía como si estuviese bajo el influjo de la famosa técnica de los paños mojados. El desconcierto era real para quien lo transitaba dificultosamente, y la familiaridad del sitio se había vuelto un escenario foráneo. Jamás se había echado tanto de menos pisar tierra firme.

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Con una estrategia más contenida que la acción de Christo y Jeanne-Claude, Neal Grundy posa telas sobre los acantilados de tiza del sur de Inglaterra para luego inmortalizarlas con su lente fotográfica. En su visión no hay pretensión de generar expectativa, sino de remarcar un problema latente: la erosión de las rocas y su constante desprendimiento. La pérdida de un símbolo ecológico para la región. Porque sí, también se cubre aquello que se concibe frágil o que se quiere proteger.

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Land art como mensaje de protesta

Grundy parece asiduo a jugar con los tejidos. En su serie Transient Sculptures es el viento el que los hace ondear como cuerpos salvajes que danzan en medio de parajes de ensueño. En cada una de las instantáneas parece haber algo que se nos escapa, una huida a toda prisa, una escultura textil que se desvanece frente a nosotros. Pero en Safe from Harm no es esa la premisa. Aquí se palpa lo que existe y todavía resiste bajo el satén. Una realidad pétrea que se “liquidiza” entre las grietas, que se expande por escaleras y se derrama en tonalidades que gritan. Y es ese contraste cromático con el entorno el que profetiza lo que ya ha empezado a suceder, que el horizonte poco a poco va recortando su forma. Se deshilacha.

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Toadrocks

En los 70, la intervención de Christo y Jeanne-Claude no guardaba ninguna intencionalidad ecologista; más bien se presentaba como un debate intelectual sobre la relación entre el arte y la naturaleza. Hoy sabemos que cualquier acto infringido al medioambiente lleva implícita una consecuencia, y estamos siendo testigos de lo que sucede cuando se cruzan ciertas líneas. En lo vivo no hay oportunidad para la constricción porque siempre se rebela. La protesta forma parte del discurso preventivo, pero una imagen siempre vale más que mil palabras. Esperemos que la tela de Grundy sea solo un tupido velo sin ningún presagio.

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¿Dónde está realizada la serie fotográfica Safe from Harm?

En los acantilados de tiza del sur de Inglaterra.

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