Ya hablamos en un artículo anterior sobre la capacidad del escultor Fabio Viale para generar extrañezas al colocar sus piezas en el lugar inapropiado. Lo hizo cuando tatuó la escultura de Laooconte y vuelve a hacerlo con una acción llevada a cabo en Gioia, Carrara.
Ahí se encuentra una cantera de mármol cargada de historia por ser la preferida de los escultores clásicos más importantes: una carga de valores que habría llevado al artista italiano a emprender un proyecto in situ cuyo resultado se ha expuesto en la sede de Florencia de la galería Poggiali.
La propuesta lleva por título ROOT’LA. En ella Viale echa a rodar por una empinada montaña de restos de mármol varias esculturas que acaban rotas y dispersas, camufladas entre las demás piedras. Lo hace, según sus propias palabras, como parte del procedimiento escultórico, reinterpretando a Miguel Ángel y a Arturo Martini, quienes habrían escrito sobre esta curiosa práctica como método de aproximación a la esencia y la perfección. ¿Qué es escultura y qué es piedra? El acto, como deconstrucción de la manufactura artística, es muy potente y está cargado de poética.
Es cierto que muchas lecturas contemporáneas han cambiado de lugar (literal o metafóricamente) el imaginario clásico, pero para la mayoría de los mortales su lugar es el museo. Viale conoce lo que supone ese ideal artístico en nuestra cultura y sabe también la potencia de inmortalizarlo haciéndose añicos. Los documentos gráficos de estatuas de personajes históricos derribadas o la devastación de monumentos pasarán también a la historia. Algo de eso hay en la acción de Carrara, algo de recurso excéntrico y catastrófico, pero su argumentario da un giro inesperado cuando afirma que compró las esculturas sacrificadas en una tienda de souvenirs de antigüedades.
Solo puedo esperar que estéis de acuerdo en que pocos lugares hay más decadentes que un depósito de esculturas en mitad de una carretera, a rebosar de restos de exposiciones universales, fuentes y enanos de jardín o de estatuas sacadas de alguna demolición. Desde luego que apetece echarlos a rodar. Viale pudo crear estas reproducciones en su taller, recrearse en la metáfora sobre lo efímero de la historia y las destrezas humanas, pero no lo hizo.
Y es que las esculturas no son importantes, lo que construye con esta “reubicación” es una narración sobre el lugar, sobre la esencia de Carrara. Es un homenaje al mármol, a la materia prima. Puede parecer un objetivo modesto, pero no hace falta más, el resto ya lo construye el intrarelato que acompañará siempre al vertedero de restos arqueológicos que es Italia.
Images © Artist. Courtesy Galleria Poggiali