El 20 de octubre de 1916, el pintor Franz Cižek, artífice del kinetismo —un movimiento de vanguardia minúsculo, pero de inmensa energía, que influyó en el futurismo, el cubismo y el constructivismo—, anotaba en su diario: “Cada cosa viviente, todo lo que existe, está vivo, es decir: en movimiento”. Impresiona comprobar este concepto trasladado a la arquitectura kinética por el estudio polaco KWK Promes para Quadrant House.
El rasgo singular más definitorio de este proyecto de KWK Promes es que una zona de la vivienda se desplaza siguiendo el recorrido del sol. Un gesto inusual y que puede ser leído simultáneamente desde lo poético y lo práctico: perseguir al sol para disfrutar de su belleza y sus favores, y lograr un alto grado de bienestar en el interior doméstico.
La casa se articuló en torno a un volumen rectangular, que permitía disponer del espacio según los deseos de los futuros habitantes. En la planta baja, y tomando como referencia un cuadrante —antiguo aparato usado por navegantes y astrónomos—, se sitúa esta terraza, que se mueve mediante un sistema automático.
Pero este no es su único aspecto sobresaliente. Hay en él toda una serie de detalles —algunos de ellos ensayados en edificios previos— que ponen de manifiesto la gran inteligencia y creatividad de estos arquitectos para usar a su favor las restricciones que imponían la ubicación y las normativas.
Este hogar de sencillez vanguardista ha sido erigido en una zona residencial que obliga a que las construcciones tengan tejado a dos aguas. Satisfacer el deseo de una cubierta plana y cumplir con ese reglamento ha dado como resultado una interesante y atractiva solución que integra ambas tipologías: una en la fachada que constituye la cara pública y la otra en la enteramente privada.
Esta propuesta del equipo dirigido por Robert Konieczny demuestra que es posible ligar la arquitectura a la vida. La clave aquí es un movimiento orgánico vinculado al rumbo natural del sol.