Más es barrocamente más cuando miramos esta colección de inspiración castellana ideada por el colectivo transnacional Von Pelt. Muy bien enjoyado de pomos, tachuelas y cadenas, este mobiliario juega a ser de un oro que parece y que te crees. Aunque en realidad es todo, o casi, latón y productos de ferretería. Desirée Mejer, diseñadora de moda, autodidacta y de nacionalidad europea, como ella misma se identifica, solo crea para dar fuerza a sus productos. Mientras desarrolla refinados aparadores y espejos que relucen, otras piezas más humildes como botijos o candelabros son de cerámica. Todo un ejercicio de transgresión cultural y material; de un alto nivel de ejecución y recargamiento. Muebles que Don Quijote querría para su Dulcinea, y que Mejer consigue realizar recurriendo a artesanos andaluces. Porque si algo identifica a la autora es su nomadismo innato. Ella nace, crece y reproduce sus obras allí donde estas puedan encontrar su sentido y dejar una huella de peso.