Mirar las construcciones de los pájaros para querer expandirnos o dormir dentro de un agujero acolchado. Hay quien piensa que las aves fueron los primeros arquitectos que dieron forma al refugio más esencial: el nido. Porky Hefer echa ramas a este cobijo natural para trenzar sus peculiares espacios colgantes, realizados con fibras naturales, plásticos o incluso materiales más sofisticados como el cuero. El diseñador sudafricano dejó su larga trayectoria de publicista para regresar a sus orígenes más creativos, y así dar a luz a grandes esculturas urbanas y a sus cápsulas habitables. Éstas últimas han sido ideadas para colgarlas del techo, acoplarlas en las copas de los árboles o como extensión exterior de la propia vivienda. Los nidos de Hefer se habitan cayendo dentro de ellos, con el único propósito de dejarse volar en su interior.