En el corazón de una metrópolis contemporánea, donde los rascacielos de acero y vidrio dominan el paisaje, un edificio de oficinas de apenas siete niveles buscaba una segunda vida. El desafío era claro: adaptar este gigante silencioso a un acogedor hotel boutique sin perder su identidad ni sucumbir ante la grandiosidad de sus vecinos.
Un giro inesperado: Desafiando las expectativas
En lugar de seguir los cánones establecidos por su entorno – fachadas de cristal impoluto, acabados impecables y estructuras de metal ligero – el proyecto apostó por un enfoque radicalmente distinto. ¿Y si, en vez de mimetizarse, el hotel se convirtiera en un oasis de calidez y encanto en medio de la fría majestuosidad?
Honrando el pasado, construyendo un futuro
Con este objetivo en mente, la estructura original del edificio se mantuvo intacta. Sin embargo, la fachada experimentó una metamorfosis radical. Ventanas y marcos de diversos tamaños se distribuyeron aleatoriamente, creando una composición única y dinámica. La paleta de materiales, en contraste con la ligereza de los edificios circundantes, se inclinó por la robustez y la calidez. Ladrillos expuestos, madera maciza y detalles en piedra natural aportaron un aire de autenticidad y tradición, mientras que la altura libre de la recepción interior se expandió, invitando a los huéspedes a sumergirse en un ambiente acogedor y espacioso.
Un refugio urbano: donde el confort y la calidez se encuentran
El resultado final es un hotel boutique que se distingue por su personalidad única y su ambiente acogedor. Lejos de competir con sus vecinos, el hotel se convierte en un refugio urbano.La transformación de este edificio es un testimonio de la creatividad y la visión, una prueba de que incluso en los entornos más desafiantes, es posible crear espacios que inspiren, cautiven y generen experiencias memorables.
- Estudio
- Blending Dots + Arq. Rogelio Arturo Castillo Prieto