Entre robles y secuoyas en una ladera empinada de California, Pavilion in the Oaks de Mork-Ulnes Architects ofrece un espacio sereno para el bienestar y la convivencia.
Los clientes se acercaron a Mork-Ulnes Architects con el deseo de contar con un espacio flexible que pudiera ofrecer una experiencia meditativa, similar a la de un spa, para el ejercicio, el yoga y la contemplación tranquila, además de un lugar acogedor para reuniones sociales con familiares y amigos. Situado entre árboles maduros en una ladera empinada del norte de California, este pabellón de doble propósito —bienestar y entretenimiento— está diseñado para entretejerse con el dosel arbóreo existente y preservarlo, al tiempo que crea nuevos espacios exteriores de reunión integrados en una vivienda multigeneracional ya existente.

El encargo planteaba un reto singular: añadir un volumen contemporáneo que dialogara respetuosamente con el entorno natural y con la casa original, una construcción suburbana revestida de estuco de los años setenta. La respuesta del estudio fue un pabellón ligero, elevado sobre la pendiente mediante una serie de esbeltas columnas de acero que sostienen el volumen principal y lo alinean con el nivel del sótano a ras de suelo de la vivienda. Esta estrategia minimiza el impacto sobre el terreno y permite que el edificio se perciba como suspendido entre los troncos, una presencia discreta, elegante y profundamente respetuosa con el paisaje. El gesto arquitectónico es sobrio y medido, buscando integrarse con el entorno en lugar de imponerse sobre él.


El programa incluye una sala de fitness, una sauna, un baño y un espacio flexible destinado tanto a la práctica del yoga como al entretenimiento. Una pasarela conecta el nuevo pabellón con la casa existente, permitiendo un tránsito fluido entre los dos volúmenes y reforzando la sensación de continuidad funcional. En el exterior, los robles y secuoyas del entorno atraviesan la nueva terraza, definiendo y estructurando el espacio tanto como lo hacen los muros del edificio, y creando rincones de sombra, contemplación y recogimiento.

El pabellón se sitúa frente a la residencia principal, generando entre ambos una especie de patio abierto en tres lados, que funciona como el corazón social del conjunto durante los meses de verano. En su interior, el espacio se organiza alrededor de un volumen central de madera de cedro que alberga los servicios y divide las zonas principales. Grandes puertas correderas de vidrio permiten abrir completamente el pabellón hacia el paisaje circundante, borrando los límites entre interior y exterior y potenciando la conexión sensorial con el entorno natural.

La estructura de la cubierta, compuesta por vigas de cedro vistas, filtra y proyecta la luz moteada que penetra a través de nueve tragaluces dispuestos en su superficie. Este juego de luz y sombra evoca la sensación de estar sentado bajo los robles y secuoyas, integrando la experiencia del bosque en el propio interior. El resultado es un espacio cálido, sereno y profundamente conectado con la naturaleza, donde arquitectura, paisaje y vida cotidiana se entrelazan en perfecta armonía, invitando a la introspección y al disfrute compartido.
- Estudio
- Mork-Ulnes Architects



