Los arquitectos Jorge Prata y Eduardo Soares diseñan en Miramar (Vila Nova de Gaia) una vivienda unifamiliar que se adapta al desnivel del terreno, priorizando la integración paisajística, la fluidez espacial y la conexión con el exterior.
Ubicación: Miramar, Vila Nova de Gaia, Portugal
Arquitectura: Silverline
Arquitectos responsables: Jorge Prata, Eduardo Soares
Colaboradores: Beatriz Ferreira, Francisco Castilho, Nelson Amado
Fotografías: Ivo Tavares Studio
Superficie total: 406,50 m²
Año de finalización de la obra: 2024
El proyecto consiste en el diseño de una vivienda unifamiliar de dos plantas. El terreno presenta un desnivel significativo de aproximadamente 3 metros entre la acera y su punto medio. Para responder a este desafío y aprovechar el potencial del terreno, se adoptó un sistema de “medio nivel”. La fachada orientada hacia la vía pública se presenta como un volumen único compuesto únicamente por una planta, mientras que la parte posterior de la vivienda se desarrolla en dos niveles distintos.


Así, el acceso peatonal y vehicular se realiza a nivel de la acera, conduciendo a un medio nivel superior, donde se ubican las áreas privadas, y a un medio nivel inferior, destinado a las áreas sociales, situadas aproximadamente al nivel del terreno existente. Esta solución permite aprovechar el marcado desnivel del terreno, integrando la construcción de forma armoniosa en la topografía existente.


La organización programática del proyecto se estructura en tres áreas distintas. Tras la entrada a la vivienda, se encuentra un vestíbulo desde el cual se distribuyen todos los espacios habitables. En el mismo nivel de acceso, también se encuentra un garaje cubierto con capacidad para tres vehículos, una zona técnica y una habitación de invitados/oficina con baño privado.

Las áreas privadas incluyen una suite principal y dos suites de menor tamaño, todas equipadas con baños, vestidor, dormitorio y terrazas. Todo el piso superior, incluidos los portones del garaje, está revestido con listones de madera maciza, lo que otorga uniformidad al espacio y proporciona un ambiente más acogedor.


La planta inferior está destinada a todas las áreas de ocio, con acceso directo al exterior a través de grandes ventanales acristalados. En este nivel se encuentran el salón común, la cocina, una lavandería, un baño de servicio y una pequeña sala de juegos. Las amplias aperturas permiten una continuidad visual y funcional entre los espacios interiores y exteriores, a través de dos terrazas cubiertas que ofrecen acceso a un jardín y a una piscina.


Las áreas sociales fueron concebidas como un espacio único y continuo, integrando la sala de estar, el comedor y la cocina. La transición entre las distintas zonas es sutil, reforzada por el uso de materiales uniformes, como la madera en el mobiliario y el microcemento en el pavimento, promoviendo una sensación de continuidad y amplitud. La transición entre la sala y la cocina puede ser interrumpida mediante dos paneles de madera, lo que permite ajustar la apertura y la privacidad según sea necesario.

La cocina también fue diseñada con un sistema de paneles que, al cerrarse, permiten ocultar todos los elementos funcionales del espacio – armarios, encimeras, electrodomésticos y utensilios – reforzando el carácter multifuncional del ambiente.

Este proyecto residencial se caracteriza por un enfoque contemporáneo, integrando materiales naturales y soluciones arquitectónicas que favorecen la fusión entre los espacios interiores y exteriores. El diseño de la casa prioriza la amplitud y la fluidez de los espacios, generando un ambiente acogedor y funcional. La composición volumétrica se destaca por el juego de materiales, combinando el hormigón, madera y piedra.


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