La casa D59 se emplaza en una de las zonas de expansión de la ciudad de Cuenca, que durante los últimos años se ha constituido como uno de los sectores de mayor población de la conurbación. Su cercanía con la ciudad, así como con equipamientos públicos y privados, despierta gran interés para quienes buscan una opción de vivienda asequible sin incrementar la relación costo-distancia.
El encargo es lograr un proyecto que, a diferencia de lo que sucede en el mercado inmobiliario local, ofrezca un precio competitivo al usuario sin sacrificar la calidad espacial, creando espacios generosos en sus dimensiones que brinden comodidad y flexibilidad a los futuros ocupantes de la vivienda.
Como respuesta se decidió utilizar un sistema constructivo eficiente y una paleta simplificada de acabados, así la materialidad y el sistema constructivo se establecen como una herramienta que permita bajar los costos de obra y con ello el precio de venta final.
Se utiliza la propia estructura como lenguaje del proyecto, la honestidad del material como imagen tratando de visibilizar el proceso constructivo y permitiendo entender los elementos estructurales como piezas clave en la espacialidad.
El programa arquitectónico, desarrollado en 150m2, se organiza en dos plantas. La planta baja alberga el área social, en el que los espacios se distribuyen en un solo ambiente. La propuesta enfatiza las relaciones espaciales de la vivienda con el exterior, cerrándose hacia lo público con la ubicación de la cocina hacia la parte frontal de la vivienda.
La sala y el comedor se ubican en la parte posterior, generando una conexión hacia el patio posterior a través de un amplio ventanal que al abrirse permite duplicar el área social del proyecto, en función de las necesidades.
El siguiente nivel contiene el área de descanso. La habitación principal con sus servicios se ubica en la parte frontal del volumen, mientras que las habitaciones secundarias ocupan la parte posterior del mismo. El volumen se separa en base a esta distribución, y los usos se desplazan hacia el exterior, generando un vacío en el que se ubican los usos complementarios como baño compartido y lavandería.
Esta operación además de generar independencia entre las habitaciones da lugar a un espacio social y de interrelación a los usuarios. Se introduce aquí el concepto de la vivienda por metro cúbico en lugar de metro cuadrado, pues el juego de cubiertas y el vacío funcional permite mayor altura y por lo tanto mayor volumen de aire en todos los recintos de la casa sin aumentar la superficie.
El proyecto retoma el concepto del altillo, un espacio en el que no se ha definido un programa, para que pueda ser utilizado por los futuros usuarios adaptándose a las diversas formas de habitar. De esta manera se genera una oportunidad para crear espacios de almacenamiento, espacios de estar, estudio, ocio o incluso de descanso tanto para sus habitantes como también para sus posibles visitas.
Los recursos se destinan a lograr una buena solución constructiva y espacial, de esta manera, los sistemas constructivos utilizados se dejan en evidencia, la mampostería de bloque, los hormigones fabricados en sitio, la estructura de madera en la cubierta, son los protagonistas del proyecto. Se pretende destacar la belleza natural de los materiales utilizados en construcción, en su versión más real, pura y honesta.
Esta decisión pretende revalorizar ciertos materiales, rescatar sus imperfecciones, como testigo del trabajo artesanal existente en nuestro medio, y que se muestra como una alternativa diferente en la producción de vivienda, en la que prima la calidad espacial sobre la búsqueda de la perfección excesiva.
- Estudio
- Pedro Moncayo Torres Arquitectura