En el contexto de la feria LA Frieze, Maarten Baas aterriza en la costa oeste por primera vez con un repertorio suculento de piezas lúdicas. Presentadas en la Carpenters Workshop Gallery a partir del próximo 14 de febrero, todas ellas se unen en una muestra titulada Play Time: una retrospectiva del creador alemán por su imaginario más célebre.
Un tick tack continuo en la obra de Maarten Baas
Imagina que la vida tuviese cierta tendencia retráctil o que el tiempo pudiese ser tan moldeable como el barro. Imagina encontrar en la cronología absurda una fisura que nos transporte a la infancia, trazar un puente permanente, cruzar a ella sin aviso. Este juego lleno de ficción es el que Maarten Baas practica desde que salió de Eindhoven. Nada de ir en contra de las leyes de la física. El alemán solo saca punta a un agudo sentido figurado y cambia los agujeros de gusano por objetos al uso. Algo así como un intento de domar a la bestia del tiempo desde el reloj que nace.
Precisamente, la retrospectiva que la Carpenters Workshop Gallery inaugura el próximo 14 de febrero abre un portal hacia las colecciones más emblemáticas de Baas. Series híbridas en las que se entremezcla el diseño ingenuo con su obsesión más profunda: convertir el tempus fugit en una performance de recreo. De hecho, en Play Time los intereses se mantienen fieles a su perfil de diseñador-artista. La búsqueda no es otra que hallar un equilibro “entre crecer y seguir siendo niño”. ¿Pero de qué manera? Fácil: con el uso magistral de la materia y la forma; ya sea impregnando de significado el metal, la cerámica e incluso la videografía, como dejando una huella ilusoria y naíf en los contornos de sus obras.
Play Time en la Carpenters Workshop Gallery de LA
En realidad, pese a la carga simbólica lo que prevalece en la acción de Maarten siempre es el juego. Así se percibe en el mobiliario de Close Parity: gabinetes asimétricos y sencillos que a duras penas resisten en pie. El misterio se desvela en la intención de deformar adrede la estructura de bronce para adaptarse a la lógica 2D, esa con la que los más pequeños suelen bocetar el mundo. Este propósito se repite con las mismas directrices en las siluetas de Children Clocks, unos relojes en colores vibrantes de edición limitada. Quién diría que alguna vez las horas se subordinarían a la arbitrariedad de 720 niños y que la creatividad ilimitada de los infantes decidiría los trazos de los distintos minuteros.
Algo similar hace el propio Baas en Grandfather Clock. El mítico reloj de péndulo —en una versión más rudimentaria— alberga en su esfera una proyección en la que el diseñador aparece dibujando rigurosamente las manillas con garabatos infantiles. Una quimera entre pieza funcional y artística, como todas las que componen la colección Real Time. Justo ahí, en el matiz irónico, está la clave de su trabajo. Y es que cuando alguien observa una escultura-performance como The Artist no sabe reconocer si el alemán es un esclavo de los segundos o si es él quien los domina.
En un Autógrafo para ROOM Diseño, Julien Lombrail —fundador y director de la Carpenters Workshop Gallery— aventuraba que Maarten se puede considerar como un Duchamp para el diseño. Un diseñador-artista con un imaginario capaz de aportar ideas nuevas a la historia del arte. No con urinarios en museos, pero sí con relojes en mitad de aeropuertos que fingen moverse gracias a la mano de obra humana. Porque ni siquiera en el porfolio de Baas las personas nos salvamos del control del tiempo, aunque en Play Time a la vista queda cómo sobrellevarlo: no teniendo miedo a hacer gamberradas.
¿Cuándo se inaugura la exposición de Play Time de Maarten Baas?
El 14 de febrero en la Carpenters Workshop Gallery de Los Ángeles.