La artista y diseñadora alemana Maaike Fransen se vale de la moda y el mobiliario, la fotografía y la performance para crear artefactos donde cuerpos ceñidos en coloridas mallas se fusionan con elementos cotidianos y activan nuevas maquinarias. Con ellos, elabora una breve guía de hábitos útiles para quienes se ven abocados al desarraigo contemporáneo y necesitan soluciones frente a una vida ambulante. Sus extraños personajes -como los que conforman el proyecto Peripatetic Paraphernalia– usan y combinan los objetos de un modo peculiar, y de un momento a otro podrían espetarte: “¿Estás preparado para la vida nómada? Aquí unos consejos: coloca a tu amigo en su bañera transportable y hazlo llegar a su nueva oficina, la de la avenida principal de una ciudad cualquiera”.
Situaciones como esta, descriptivas de las formas de estar actuales, u otras más arraigadas a la tradición emocional, como las fases del duelo a las que dedica la serie Stages of grief, son tratadas desde el cuidado máximo de la estética. Mediante el mecanicismo que aplica a sus humanos (a los que ha borrado atributos como rostro y género), Fransen juega a alterar el sentido natural de lo que les rodea, desde una postura irónica o incluso distópica que conecta con la obra de Guda Koster o las esculturas blandas de Dorothea Tanning. Todo ello en una mezcla de códigos que parecen articularse en ecuaciones frívolas.
Más allá de los estudios fotográficos y los escenarios donde tienen lugar los rodajes de sus videocreaciones, Maaike saca a desfilar a sus “héroes” en una versión amable del Ballet Triádico de Schlemmer. En este contexto -el de las pasarelas de moda- la indumentaria adquiere matices, se cuidan los tejidos, los cuerpos y los volúmenes, pero los portadores continúan inseparables, condicionados por unos enseres que suponen una clave narrativa fundamental en el trabajo de Fransen.