Cualquier profesional del mundo de la arquitectura y el interiorismo medianamente creativo, diseña y rediseña cada proyecto una media de unas 100 veces en su cabeza. Hay ideas que surgen como una pequeña explosión y otras que son fruto de cambios de rumbo, de exigencias técnicas, de decisiones que nos van llevando de un punto a otro con suavidad hasta conseguir un resultado compacto. Un resultado que cuando lo ves en su conjunto comprendes que no podía ser de otra manera. Loft Panzerhalle pertenece a este grupo.
Philipp Buxbaum y Christian Kircher, arquitectos de Smartvoll Architects, ganaron el concurso con el que se enfrentaban a la reforma de un lugar donde antiguamente eran reparados los tanques militares de Salzburgo y que recibía el nombre de Panzerhall. Sus 350m² repartidos en dos plantas con paredes revestidas en ladrillo fueron el punto de partida. Un área que casi pedía a gritos un tratamiento excepcional. Nada de tabiques clásicos, nada de conceptos cerrados. Obligatorio ser osado. “Queríamos revitalizar el encanto original del espacio. Magnanimidad y una experiencia espacial única fueron prioridades en ambos pisos. En todas las dimensiones”, afirman desde el estudio austriaco.
Una escalera de hormigón nos recibe al entrar. Eje comunicacional y escultórico de la rehabilitación, ayuda a conectar las diferentes estancias concebidas como volúmenes completamente independientes. Sin duda, es éste el elemento más importante junto a la espectacular manera de preservar la luz en todo el conjunto con ventanas en el techo. En la planta de arriba dos dormitorios, baño y zona de relax aparecen como extensiones de la propia escalera. Elegancia y sinuosidad se dibujan en cada peldaño. No es algo que pase desapercibido. “Subir por ella no se vive como una conexión vertical y funcional, sino como una experiencia eléctrica”, nos dicen sus autores.
La zona de día se despliega en la planta baja, sin apenas particiones. Un todo diáfano, cómodo, frío y a la vez convertido en hogar. La cocina discurre bajo el eje central de la escalera, como si estuviera abrazada por la misma. Un diseño que favorece la comunicación entre sus usuarios. La idea de cocina social cobra sentido en Panzerhalle. El hormigón pulido, el vidrio, la exclusiva cerámica de Mutina o la madera son algunos de los materiales nuevos que se han usado a lo largo de toda la vivienda. Los ladrillos de las paredes han sido recuperados para preservar su esencia. La luz natural inunda todo lo que encuentra a su paso.
Con un pie puesto en el primer peldaño, volvemos a mirar hacia arriba y es cuando comprendemos por qué este es de esos proyectos que se clavan en tu memoria. Lo excepcional nunca cae en el olvido.